Sociedad

Un sacerdote sanrafaelino en medio del terremoto sirio

Un sacerdote argentino que vive en la ciudad de Aleppo, Siria, describe la situación actual en la zona como “el caos sobre el caos.” Padre Enrique González, originario de San Rafael, Mendoza, lleva tres años y medio viviendo en la ciudad, que ha sido azotada por la guerra civil, la crisis económica, el Covid-19, la epidemia de cólera y el reciente terremoto. La gente está aterrada debido a las réplicas del terremoto que vienen sin previo aviso y pueden ser muy fuertes.

Aleppo, que solía ser la capital económica de Siria, fue sitiada y devastada por la guerra civil y los bombardeos masivos. Muchos edificios han caído por sí solos y el terremoto del lunes representó un golpe de gracia para la ciudad. El Padre Enrique describe que la gente está durmiendo con un ojo abierto y con el teléfono en la mano.

Aunque su camioneta quedó destruida, el edificio donde vive, que pertenece al obispado, resistió. Ahora, el edificio es un refugio para ochenta personas que ya no pueden volver a sus casas. En el norte de Aleppo, los edificios se han derrumbado como castillos de naipes y la situación es desastrosa. Muchas personas se han ido al sur o a estar con familiares, mientras que otros pasan la noche en sus autos o en las iglesias.

No hay luz, agua, carburante ni calefacción en la zona, lo que hace que la situación sea muy dura. El Padre Enrique se encuentra actualmente en su iglesia, trabajando incansablemente para ayudar a la gente y brindarles consuelo en estos momentos tan difíciles.

“Pero a pesar de todo, la gente sigue adelante. Hay una solidaridad increíble entre los habitantes de la zona. La gente se ayuda mutuamente, comparte lo poco que tiene y trata de reconstruir sus vidas juntos. Me siento afortunado de poder estar aquí y ayudar en lo que pueda”.

Este valiente sacerdote argentino, Padre Enrique González, sigue adelante en medio del caos y la adversidad en Siria. Su testimonio muestra la fortaleza y la resiliencia del espíritu humano ante las situaciones más difíciles. Es un ejemplo de la importancia de ayudarnos mutuamente y de mantener una actitud de solidaridad, incluso en los momentos más difíciles.

Además, el padre Enrique explica que la ayuda humanitaria es escasa y que las personas dependen de las donaciones de las iglesias y de las ONGs. “La ayuda internacional llega muy poco, y la gente está haciendo lo posible con lo que tiene”, dice. “Pero a pesar de todo esto, la gente sigue teniendo esperanza y fe, y eso es lo que más me impacta”.

El padre Enrique se ha convertido en un testigo de la triste realidad de la gente en Siria. La gente está sufriendo debido a la guerra, la crisis económica, el COVID-19, el cólera y ahora el terremoto. A pesar de todo, sigue habiendo una fuerte fe y esperanza en la gente, y eso es lo que más impresiona al padre Enrique. La gente está haciendo lo posible con lo que tiene y dependiendo de las donaciones de las iglesias y las ONGs, pero la ayuda internacional es escasa. En este momento, la gente necesita nuestra ayuda y apoyo más que nunca.

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