Internos del Complejo San Rafael fabricaron mobiliario para APRID en un proyecto solidario que impulsa la resocialización y fortalece el vínculo con la comunidad.
La iniciativa fue conjunta, entre la asociación informal “Madres Agrupadas” y el complejo de alojamiento permanente “San Rafael”, y busca generar un impacto significativo en la comunidad, brindándoles a las personas privadas de libertad una oportunidad mediante acciones solidarias.El Servicio Penitenciario de Mendoza, a través de los talleres de producción que funcionan en el Complejo de San Rafael, participó de un proyecto para la fabricación de mesas y sillas destinadas a equipar la sede de la APRID (Asociación para la Rehabilitación Infantil Down).
Esta acción contó con la participación de ocho personas privadas de libertad del pabellón 4, y la asociación informal “Madres Agrupadas”, quienes contribuyeron con maderas e insumos necesarios para la fabricación del mobiliario para niños y niñas que asisten a esta institución.
En total, se elaboraron tres mesas y 12 sillas, las cuales permiten no sólo la colaboración con estos espacios de asistencia, sino también contribuye a los procesos de resocialización a través de la participación en acciones solidarias.
Esta entrega tuvo la finalidad de promover un círculo virtuoso para dar respuestas a una nueva construcción social, donde actores de ámbitos gubernamentales y privados aúnen esfuerzos para generar espacios que permitan, en este caso, responder a la necesidad de las instituciones que lo requieran
“El trabajo entre diferentes sectores de la comunidad puede generar un cambio positivo y brindar oportunidades de desarrollo, tanto para las personas privadas de libertad que se profesionalizan y capacitan en distintos oficios, como para la comunidad en general, en este caso la educativa”, afirmaron desde el Servicio Penitenciario.
Crecimiento de la modalidad de autogestionados
Esta nueva forma de trabajo, donde las personas privadas de libertad pueden acceder a la fabricación de productos mediante donaciones de organizaciones de la sociedad civil, o bien a partir de materiales llevados por sus familias, dentro de los propios módulos de alojamiento, continúa su proceso de crecimiento en los complejos y centros de alojamiento pertenecientes al Servicio Penitenciario de Mendoza.
La posibilidad de elaborar distintos productos sin necesidad de contar con talleres específicos para ese fin, permite que éstos, una vez finalizados, sean entregados a sus familias o a los demás participantes de los proyectos, para que posteriormente puedan ser comercializados y se conviertan en una fuente de ayuda o sustento económico para quienes se encuentran en el medio libre.