Mientras la inseguridad crece y los policías arriesgan sus vidas a diario, el Gobierno de Mendoza se mantiene en su cómoda burbuja de indiferencia.
El reciente reclamo del comisario general Oscar Darío Agüero, solicitando una mejora salarial para la fuerza, dejó en evidencia una realidad vergonzosa: los efectivos policiales reciben sueldos indignos y ni siquiera tienen voz en las negociaciones paritarias. ¿La respuesta del Ministerio de Seguridad? Silencio absoluto.Según informó Diario El Sol, el comisario Agüero presentó dos notas formales al director general de Policías, Marcelo Calipo, para exigir la actualización de los haberes en línea con las normativas vigentes y con las mejoras aplicadas a otros sectores del Estado. No está pidiendo un privilegio, está exigiendo justicia para una fuerza que sostiene la seguridad de la provincia con un salario que apenas les alcanza para llegar a fin de mes.
Pero en lugar de abrir el diálogo, la ministra Mercedes Rus y la cúpula del Ministerio de Seguridad decidieron ignorar el reclamo. Como si con el silencio pudieran tapar la indignación de cientos de policías que ven cómo el gobierno se llena la boca hablando de seguridad mientras los obliga a sobrevivir con sueldos paupérrimos.
Un Gobierno que minimiza la crisis
La respuesta oficial fue la de siempre: minimizar el problema y recordar que los policías "no pueden sindicalizarse ni abandonar sus puestos". Es decir, si protestan, los echan. Una amenaza encubierta que refleja el desprecio del Ejecutivo por quienes arriesgan sus vidas en las calles.
Agüero, con años de experiencia en la fuerza, dejó en claro que la pérdida del poder adquisitivo de los policías es alarmante. ¿Cuánto más debe deteriorarse su calidad de vida antes de que el Gobierno reaccione? Entre los puntos clave de su reclamo, el comisario destacó la urgente necesidad de actualizar ítems esenciales como el pago por vestimenta y racionamiento, el suplemento por eficiencia en el servicio y la creación de un beneficio adicional para custodios y carceleros.
Además, solicitó que la plana mayor de la Policía tenga participación en las negociaciones salariales. ¿No es lógico que quienes llevan adelante la seguridad de la provincia tengan voz en la discusión de sus propios sueldos? Para el Gobierno de Mendoza, al parecer, no.
Un aumento irrisorio
Para calmar las aguas, el Gobierno filtró que otorgará un aumento salarial. Pero cuando se revisan las cifras, la indignación crece aún más: un 7% en marzo, 2,5% en abril, 2% en mayo y 1,5% en junio. ¿Realmente creen que eso es una solución? Con la inflación devorando los ingresos, este "aumento" es un chiste de mal gusto.
Mientras tanto, los efectivos policiales continúan trabajando en condiciones indignas, sin los recursos necesarios y con un sueldo que no refleja la responsabilidad ni el riesgo de su labor.
El mensaje del Gobierno es claro: los policías son descartables. Pero la realidad es que sin ellos, la seguridad en Mendoza sería un caos absoluto. ¿Hasta cuándo seguirán mirando para otro lado?