Tanto escuchamos hablar en el pueblo de esta película, que finalmente podemos disfrutarla gracias a los esfuerzos de Nitrato Argentino y el Museo del Cine.
Es una experiencia emocionante ver una obra que forma parte de la historia local y que, además, refleja los paisajes y personajes que marcaron la vida de San Rafael.
Se trata de una película silente escrita, dirigida y protagonizada por José A. Romeu, el farmacéutico del pueblo, quien interpretó al gaucho viejo Anastacio Ríos. Este drama campero, dividido en siete actos, cuenta con la dirección técnica de los hermanos Scaglione. Filmada en su mayor parte en Los Reyunos, la obra también incluye escenas rodadas en diversas locaciones de San Rafael y otras zonas de Mendoza.
El elenco principal estuvo compuesto por actores aficionados del pueblo, entre ellos Mycha Flores, Néstor Chepary y Marco Ombú. Según el archivo de Alberto Benedetto, en la producción también participaron personalidades como el gobernador de Mendoza de la época, el obispo Monseñor Venenzuela, y la bibliotecaria local.
Descrita como un western en estilo, aunque profundamente arraigada en la tradición gauchesca, esta película se inscribe dentro del legado literario y cinematográfico que incluye obras como "Martín Fierro" y "Juan Moreira". Romeu retoma el arquetipo del gaucho como figura de resistencia frente a la injusticia social, situándolo en un contexto donde la complicidad entre el poder y las fuerzas del orden define los conflictos. En esta narrativa, el gaucho viejo Anastasio Ríos, a diferencia de otros antihéroes de la literatura, evita convertirse en un asesino, enfocándose en robar solo a los poderosos como acto de rebeldía ante un Estado ausente.
La versión digital de esta obra fue restaurada a partir de una copia en 35 mm hallada en el Museo de Carcarañá, Santa Fe, y preservada por el Museo del Cine en 2010. Originalmente estrenada en el Crystal Palace y The American Palace de Buenos Aires, su distribución estuvo a cargo de Internacional Film de Buenos Aires.
Esta obra es mucho más que una película; es un testimonio de la creatividad y el esfuerzo de una comunidad que, hace un siglo, se aventuró en el desafío de hacer cine. Hoy, al verla en pantalla, no solo disfrutamos de un relato atrapante, sino también celebramos nuestras raíces y el legado cultural de San Rafael.