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Marcela Feudale reveló por qué no trabajaría nunca más con Marcelo Tinelli: “Es terrible”

La histórica locutora y colega de Marcelo Tinelli, Marcela Feudale, reveló por qué motivo se distanció del conductor de televisión. La actual panelista criticó los modos del empresario.


Marcela Feudale, reconocida locutora del mundo del espectáculo, trabajó durante años con el conductor de televisión Marcelo Tinelli. La comunicadora explicó cómo fue su relación con el presentador durante dichos meses de trabajo en diálogo con Ángel de Brito y su respuesta sorprendió a la audiencia.


La bronca de Marcela Feudale contra Marcelo Tinelli

La licenciada en Historia explicó al aire del programa de streaming del periodista de espectáculos todo el detrás de escena de su participación en Showmatch. “¿En algún momento lo pasaste mal al aire?”, le consutó de Brito sobre su vínculo con Tinelli y ella respondió sin filtro: “No, en algún momento me enojé yo”.

En ese sentido, puntualizó sus sentimientos dentro del ámbito laboral de aquella época: “En algún momento me entré a enojar yo con todo, con el programa, con todo, con la gente. No quería estar más ahí, miraba todo desde afuera. Me enojé porque sentía que era como una planta, que decían, ‘traigan a Feudale que llueve’. ¿Me entendés?”, sostuvo sobre los modos de otros colegas.

Por otra parte, develó la fuerte interna y el ninguneo por su labor en el ciclo: “Empecé a sentir eso por parte de la producción, por parte de Marcelo, por parte de todos. ‘Reíte, boluda, dale’. Me enojé durante muchos años, y estaba muy tensa”.

Marcela Feudale y su lugar en Showmatch

Entre otras quejas que recordó de su época en el programa, Feudale hizo hincapié en la varita mágica de Tinelli para hacer crecer figuras. “(Había) mucho pedorro que vos lo veías pasar, que entra siendo un moco, nada, y todas las cámaras corren atrás de él y le pagan lo que nunca te pagaron a vos”, reconoció.

Además, expresó su descontento ante aquellas figuras que explotan de un día para el otro: “Sí, pero puteando todo el día. Te cambiás atrás de un perchero porque tenés onda, decís, bueno, cambiate atrás del perchero. Ahora, cuando pasan 30 años, te seguís cambiando atrás del perchero y a nadie le preocupa, la p... que te parió, hermano, ¿te tengo que pedir un camarín?”.


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