El propietario de un restaurante en Pinamar fue condenado por la Justicia de Dolores tras ser denunciado por una camarera.
El empleador fue acusado de imponerle el uso de "polleras cortas" y exigirle que agradara a los clientes, incluso proporcionando su número de teléfono si se lo solicitaban.
La exempleada, quien trabajaba como camarera en un local gastronómico, denunció a su jefe tanto en el ámbito penal como en el civil, alegando haber sido víctima de insultos y agresiones físicas. Entre las pruebas presentadas, una grabación mostró al empresario agrediendo a la joven, lo que resultó determinante para la condena judicial.
De acuerdo con el sitio especializado justiciadeprimera.com, además de la indemnización, el acusado deberá completar un programa de capacitación sobre violencia de género, según lo ordenado por el tribunal.
La resolución judicial
En su fallo, la Cámara Civil y Comercial de Dolores subrayó la importancia de la perspectiva de género en la valoración de las pruebas y en el ejercicio del derecho en general. "La perspectiva de género no es solo un deber del juez, sino de todos los operadores del sistema judicial, lo que implica una nueva forma de abordar los casos, con efectos concretos en la administración de justicia", indicó la sentencia.
El Tribunal también criticó el manejo del caso en primera instancia, señalando que la víctima fue sometida a una audiencia donde se permitió que la defensa del empleador indagara sobre su vida privada, lo que representó una revictimización. La Cámara concluyó que estas prácticas inadecuadas reflejan un ejemplo de violencia institucional, derivada de acciones u omisiones del Estado.