El vocero del Obispado de San Rafael, José Antonio Álvarez, señaló que si bien no está confirmado que el padre Olivera Ravasi haya visitado a genocidas en la cárcel, hacerlo es considerado una obra de misericordia y no un delito. "Todos los capellanes penitenciarios lo hacen permanentemente", defendió.
José Antonio Álvarez explicó que el padre Javier Olivera Ravasi, acusado de gestionar la visita de diputados libertarios a represores en Ezeiza, no fue expulsado ni sancionado del Obispado, sino que se encuentra en una situación irregular porque tiene vencido su permiso de ausencia, ya que proviene de Mendoza, y se le retiró su permiso de residencia en Buenos Aires. Indicó que, como Obispado, no les consta que el cura haya realizado esa visita, porque no hay fotos en las que aparezca, pero en caso de hacerlo descartó la idea de que aquel acto constituya un delito. En cuanto a las opiniones políticas del cura, agregó que puede darlas como cualquier ciudadano. “Él no ha negado la condición de los detenidos, puede ser que opine diferente, pero él no se ha enfrentado con la decisión judicial”, expresó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).José Antonio Álvarez es el vocero del Obispado de San Rafael, Mendoza. Se graduó, en 1982, en el Seminario de Paraná y, en 1988, como licenciado en Derecho Canónico. Además, entre sus obras se encuentran proyectos educativos y religiosos como la administración de colegios, como el Colegio Santa María del Valle Grande y el Instituto Santa María de su provincia.
Nos comentan que el padre Olivera Ravasi es proveniente de San Rafael y hay muchos fieles que protestan por la sanción que recibió. Tengo entendido que usted era su superior, así que nos gustaría su opinión sobre el tema y sobre el propio Olivera Ravasi.
Yo no soy su superior, soy solo el vocero encargado de la prensa de la diócesis, el superior es el obispo.
Yo quisiera aclararle, por sus dichos recientes, que el padre Olivera Rassi no fue expulsado de ninguna parte. La diócesis de Zárate-Campana, donde él estaba ejerciendo su Ministerio, le retiró el permiso de estadía, eso no es expulsión, no es una sanción. El obispo pensó que no le convenía estar allí, y como no pertenece a la diócesis, le quitó el permiso de residencia, nada más. No hay ninguna expulsión ni sanción.
¿Qué opina usted entonces de esa medida con el nombre que tenga?
Bueno, esa medida es del obispo de Zárate-Campana, y él sabrá por qué lo hace.
Yo lo que le puedo decir del padre Javier es que desde hace unos ocho años está incardinado en esta diócesis de San Rafael. Él pidió incardinarse acá cuando salió del Instituto. Estuvo muy poco tiempo acá, atendiendo trabajo docente y dando clases en distintos lugares, y pidió un permiso de ausencia. Esto es habitual cuando un sacerdote está de tránsito, buscando cuál es su lugar.
Pidió un permiso de ausencia y se le concedió. Lo que hiciera durante ese periodo, dependía de la autoridad donde lo realice. Él pidió el traslado a la diócesis de Zárate-Campana y concretamente creo que había sido nombrado capellán, algo semejante, de un colegio privado de Pilar, para lo cual necesitaba estar bajo la jurisdicción del obispo de ese lugar.
El permiso de ausencia se le venció hace ya más de tres años. De modo que en este momento se encuentra en una situación irregular, cosa que tendrá que arreglar cuando le parezca o cuando el obispo lo solicite.
Yo no soy su superior, soy solo el vocero encargado de la prensa de la diócesis, el superior es el obispo.
Yo quisiera aclararle, por sus dichos recientes, que el padre Olivera Rassi no fue expulsado de ninguna parte. La diócesis de Zárate-Campana, donde él estaba ejerciendo su Ministerio, le retiró el permiso de estadía, eso no es expulsión, no es una sanción. El obispo pensó que no le convenía estar allí, y como no pertenece a la diócesis, le quitó el permiso de residencia, nada más. No hay ninguna expulsión ni sanción.
¿Qué opina usted entonces de esa medida con el nombre que tenga?
Bueno, esa medida es del obispo de Zárate-Campana, y él sabrá por qué lo hace.
Yo lo que le puedo decir del padre Javier es que desde hace unos ocho años está incardinado en esta diócesis de San Rafael. Él pidió incardinarse acá cuando salió del Instituto. Estuvo muy poco tiempo acá, atendiendo trabajo docente y dando clases en distintos lugares, y pidió un permiso de ausencia. Esto es habitual cuando un sacerdote está de tránsito, buscando cuál es su lugar.
Pidió un permiso de ausencia y se le concedió. Lo que hiciera durante ese periodo, dependía de la autoridad donde lo realice. Él pidió el traslado a la diócesis de Zárate-Campana y concretamente creo que había sido nombrado capellán, algo semejante, de un colegio privado de Pilar, para lo cual necesitaba estar bajo la jurisdicción del obispo de ese lugar.
El permiso de ausencia se le venció hace ya más de tres años. De modo que en este momento se encuentra en una situación irregular, cosa que tendrá que arreglar cuando le parezca o cuando el obispo lo solicite.
¿Es habitual que pasen tres años en una situación irregular de un padre?
No es habitual, pero tampoco es extraño. Depende de cada situación. Lo habitual es que el permiso esté actualizado.
Ahora, en este caso, había habido quita de permiso de residencia en Zárate-Campana, pero a veces los permisos se extienden. Al producirse esto, sí cambia la situación. Hay que decidir cuál es su situación, si se quiere extender el permiso o no. Eso no ha ocurrido todavía.
Imagino, padre, por la foto que estamos viendo de usted y su edad, aquellos que además de escucharnos por radio nos ven por televisión, si bien no fue su superior, sí lo fue desde un punto de vista etario. Usted lo conoció cuando recién comenzaba su carrera, por lo que me gustaría saber cuál es su opinión personal humana de Olivera Ravasi.
Eso es una cuestión muy particular. Yo no estoy atendiéndolo a usted en modo personal, usted llamó al vocero del obispo. Me tengo que atener a esa cuestión.
¿Y qué piensa el Obispado?
El Obispado piensa que es un sacerdote incardinado en esta diócesis al que se le ha vencido su permiso de ausencia y, además, le ha sido retirado el permiso de residencia de donde estaba. Está en situación irregular y debe presentarse con el obispo lo antes posible para arreglar su situación. Simplemente eso.
Olivera Ravasi promovió una página llamada “Que no te la cuenten”, en la que habla de conceptos políticos como la contrarrevolución cultural, en lo que hace más un revisionismo histórico de lo que se planteó en la última dictadura militar. Y de acuerdo me informa la producción, Olivera Ravasi es hijo de Jorge Andrés Olivera, un ex militar casualmente condenado por delitos de lesa humanidad, entre ellos el secuestro y desaparición de la francesa Marie-Anne Erize. ¿Hay alguna incompatibilidad entre la actividad de sacerdote con la actividad política en este sentido?
La incompatibilidad que podría producirse es si él fuera candidato a algún cargo político por algún partido, y ahí tendría que solicitar un permiso especial. Pero él no está haciendo eso, él está opinando sobre política, como cualquier ciudadano puede hacerlo.
Respecto a su condición de sacerdote, si algo puntualmente fuera denunciado al obispo se trataría conforme lo determina el derecho canónico. Eso no ha ocurrido.
Perdón, padre, pero tenemos hasta candidatos, recuerdo un obispo de Misiones que había promovido el propio Bergoglio en su momento, en contra de la existencia de la posibilidad de que los gobernadores puedan ser reelectos eternamente. Pero acá no estamos hablando de una opinión política, estamos hablando de hechos que fueron juzgados por tribunales superiores, confirmados por la Corte Suprema, en situación de acusados en la que hubo genocidio. Me parece que no es un tema solamente político.
Que yo sepa, él no ha negado la condición de los detenidos, puede ser que opine diferente, pero él no se ha enfrentado con la decisión judicial.
Aquí se trata de una visita, si es que la hizo, porque no nos consta, ya que realmente en la foto no aparece, pero si la hizo está muy bien, visitar a los presos es una obra de misericordia, no es un delito.
No, eso desde ya, de hecho Bergoglio lo hacía todo el tiempo y creo que incluso lo sigue haciendo actualmente y es algo que recomienda.
Y todos los capellanes penitenciarios lo hacen permanentemente.
Exacto. Pero una cosa es reivindicar lo que esa persona condenada está haciendo y otra cosa es apoyarlo en su proceso de reconciliación, de pedido de disculpa, perdón y arrepentimiento, son dos actitudes distintas, hacer un revisionismo histórico sobre lo que sucedió, ¿no?
Sí, lógicamente es cierto, usted tiene razón. Vuelvo a decirle que no se ha denunciado ninguna situación así al Obispado de San Rafael.
Fuente: Perfil/MVB VFT