Ante la suma exorbitante, el dueño de una fábrica de chacinados de Huinca Renancó, Córdoba, abonó el servicio con billetes de $100 y $200. “Pago con lo que pude ahorrar”, dijo.
“A mí me cuesta juntar esta plata, como a cualquier negocio. Tenemos que buscarle una solución para todo el pueblo. Yo me puedo quejar a la cooperativa de acá, pero esa protesta nunca va a llegar a EPEC (la empresa provincial eléctrica de Córdoba)”, reclamó.
Lo cierto es que Villarruel se apareció dentro de la oficina de la Cooperativa de Electricidad Huinca Renancó con una carretilla llena de plata: “Es una especie de reclamo pacífico. Pasa que no podemos pagar estas sumas millonarias. Hablamos de $1 millón de luz en un pueblo. Varios negocios estamos por cerrar porque no podemos pagar los gastos”.
En esa línea, se mostró preocupado por los aumentos venideros y las cifras exorbitantes que deben pagar: “Mirá si se me atrasan dos boletas, tengo que cerrar”.
Luego de pagar, fue consultado por la reacción de los empleados al verlo llegar y aseguró que “sonrientes no estaban”. Sin embargo, aclaró: “No estamos pidiendo subsidios. Mi última boleta había sido de $340.000, cuando en otros lugares de la provincia se paga mucho menos. Somos comerciantes en un pueblo, tengo empleados. No pido que me regalen un subsidio, quiero equidad de precios”. // TN
En medio del plan de quita de subsidios y el consiguiente aumento de tarifas, un comerciante de la localidad cordobesa de Huinca Renancó recibió una boleta de luz de su negocio por $840.000 y eligió una insólita modalidad para pagarlo en modo de protesta.
El hombre, de nombre Darío Villarruel, fue este lunes a abonar el servicio y llevó el dinero de una manera particular: con una carretilla llena de billetes de $100 y $200.
“Voy a pagar la luz que me vino en el negocio, $840.000 todos billetes de $100. Pago con lo que pude ahorrar. Vamos a ver si el mes que viene podemos pagar la luz”, se quejó el dueño de una pequeña fábrica de chacinados.
La situación fue captada por el medio local Cable digital, a quienes les explicó el motivo de su protesta y apuntó contra la distribuidora de energía de dicha localidad: “Queremos un precio justo. El resto de las ciudades paga mucho menos por el consumo; como Río Cuarto o Córdoba capital”.
En ese sentido, explicó que la situación es crítica en un contexto de bajas ventas: “Es imposible pagar estos costos y, si se los trasladamos a la gente, no nos sirve”.
El hombre, de nombre Darío Villarruel, fue este lunes a abonar el servicio y llevó el dinero de una manera particular: con una carretilla llena de billetes de $100 y $200.
“Voy a pagar la luz que me vino en el negocio, $840.000 todos billetes de $100. Pago con lo que pude ahorrar. Vamos a ver si el mes que viene podemos pagar la luz”, se quejó el dueño de una pequeña fábrica de chacinados.
La situación fue captada por el medio local Cable digital, a quienes les explicó el motivo de su protesta y apuntó contra la distribuidora de energía de dicha localidad: “Queremos un precio justo. El resto de las ciudades paga mucho menos por el consumo; como Río Cuarto o Córdoba capital”.
En ese sentido, explicó que la situación es crítica en un contexto de bajas ventas: “Es imposible pagar estos costos y, si se los trasladamos a la gente, no nos sirve”.
“A mí me cuesta juntar esta plata, como a cualquier negocio. Tenemos que buscarle una solución para todo el pueblo. Yo me puedo quejar a la cooperativa de acá, pero esa protesta nunca va a llegar a EPEC (la empresa provincial eléctrica de Córdoba)”, reclamó.
Lo cierto es que Villarruel se apareció dentro de la oficina de la Cooperativa de Electricidad Huinca Renancó con una carretilla llena de plata: “Es una especie de reclamo pacífico. Pasa que no podemos pagar estas sumas millonarias. Hablamos de $1 millón de luz en un pueblo. Varios negocios estamos por cerrar porque no podemos pagar los gastos”.
En esa línea, se mostró preocupado por los aumentos venideros y las cifras exorbitantes que deben pagar: “Mirá si se me atrasan dos boletas, tengo que cerrar”.
Luego de pagar, fue consultado por la reacción de los empleados al verlo llegar y aseguró que “sonrientes no estaban”. Sin embargo, aclaró: “No estamos pidiendo subsidios. Mi última boleta había sido de $340.000, cuando en otros lugares de la provincia se paga mucho menos. Somos comerciantes en un pueblo, tengo empleados. No pido que me regalen un subsidio, quiero equidad de precios”. // TN