Recientemente, La Ventana San Rafael entrevistó a Marina Lucrecia González, una santafesina que vive en San Rafael junto a sus dos hijos, y que trabaja en la energía “Kundalini”, que la ha acercado al cerro Aconcagua por las energías que transmite, en lo que considera "un despertar de la conciencia". Una vez más visitó el “techo de América” y recordó lo que fue ese viaje.
Una vez más Marina estuvo en el Aconcagua y si bien no pudo llegar a la cumbre, logró captar sus energías poniendo lo mejor de sí. “Esta fue una experiencia mucho más masiva, y estuve varios días dentro de la montaña con esa conexión que trae incertidumbre en un montón de situaciones. Fueron siete días muy intensos en donde no pude tener ese momento de inspiración por el sentido de saber de esa conexión que una tiene, pero a su vez trabajando mucho lo que es la paz integral e individual de cada uno.Como experiencia, el poder estar y hacer alta montaña, conectarme desde ese lugar con la red planetaria, me trajo mucha integridad y mucha sabiduría a mí misma, para conectarme con todos esos seres terrenales que han estado en algún momento reencarnados y uno les puede decir ‘ancestros’”, explicó y agregó: “Hoy puedo decir, al estar de vuelta acá, que siento esa conexión, he estado muy profunda en mí misma, como integrando un montón de información también, sabiendo que a este centro energético que tenemos hay que valorarlo, hay que cuidarlo y protegerlo muchísimo porque va a ser muy importante en los tiempos que viene y los que vamos a transitar como humanidad. Para este cambio de conciencia, para este cambio de paradigma, para todo lo nuevo que viene a nivel planetario”.