Marina Lucrecia González (36), es santafesina y tras vivir durante varios años en Córdoba, se mudó a San Rafael, donde vive junto a sus dos hijos. Trabaja en un proyecto titulado “Kundalini”, que la ha acercado al cerro Aconcagua y las energías que transmite, como así también en lo que considera "un despertar de la conciencia".
¿Cómo llegaste lo que considerás un mundo de “misticismo”?
Desde muy pequeña tengo una conexión bastante importante sobre esos planes multidimensionales, como una forma de despertar de la conciencia. Desde mi vida cotidiana he ido ordenando, para poderme hoy mantener conectada a una vida mundana. El poder ser mamá, trabajar (hoy en día estoy trabajando mucho con los niños, siento que tengo una misión bastante importante con ellos), y siempre siendo parte de la creación, de estar creando, sé que soy un ser que todo el tiempo está innovando y es parte de mi ser el crear, siempre saliendo de lo que es la estructura o fuera de lo que es un estado, un sistema, lo que hoy está anclado en el propio Estado y en el propio sistema, tanto educativo como de salud.
Cuando decís “trabajar con los niños”, ¿a qué te referís?
A través de la psicomotricidad y de la terapia. Trabajo con niños que puntualmente tienen trastornos, siendo una parte el entender el porqué, qué es la raíz concreta de ese trastorno o esa característica que no llega a ser “normal” para un sistema. Son niños que obviamente, a través de las generaciones siguen evolucionando y no hay una estructura que los pueda tener, o en la que puedan ellos encastrar para poder estar actuando de una forma libre, entendida o contenida.
No estás en una suerte de religión, sino que lo tuyo es más amplio.
No, se le puede llamar un “despertar de conciencia”, o un despertar.
A través de la psicomotricidad y de la terapia. Trabajo con niños que puntualmente tienen trastornos, siendo una parte el entender el porqué, qué es la raíz concreta de ese trastorno o esa característica que no llega a ser “normal” para un sistema. Son niños que obviamente, a través de las generaciones siguen evolucionando y no hay una estructura que los pueda tener, o en la que puedan ellos encastrar para poder estar actuando de una forma libre, entendida o contenida.
No estás en una suerte de religión, sino que lo tuyo es más amplio.
No, se le puede llamar un “despertar de conciencia”, o un despertar.
¿Tenés publicaciones sobre todo esto?
En 2021 empecé con un proyecto que se llama “Kundalini”, para el cual he hecho varios viajes al Aconcagua, he estado en la montaña y he empezado a conectar sobre la Ciudad Dorada, una ciudad etérica que está conectada y que tiene un punto de anclaje en Aconcagua, donde está el “cristal Kundalini”. Con la raíz de eso empecé a canalizar todo lo que es el mundo de la energía Kundalini, rompiendo un poco de tabú también de lo que implica la palabra “Kundalini”, y empezar a indagar un poco más en esta información que es “el origen”, y que nos lleva un poco más a la originalidad de nuestro ser, de nuestra esencia, la conexión con nuestra esencia y también la conexión con el centro de la Tierra, que no deja de estar exento este ser que justamente nos está esperando que, como seres humanos, nos unifiquemos a ella para poder trabajar en la unidad y el amor.
¿Cómo surgió esto puntualmente?
A través de la conexión que siento con la Tierra. Siento que la Tierra es parte de mí, y que muchas veces puedo llegar a ser esa herramienta en vos para poder expandir esta información. Es una información nueva que, como seres humanos, tenemos que empezar a integrarla desde una parte del misticismo, desde una parte de la conciencia, para poder vivir en estos tiempos de transformación que vamos a empezar a vivir como planeta y como seres humanos.
¿Cómo pueden verse las publicaciones?
El libro todavía no está terminado, sino que se van publicando capítulos a través de mis redes sociales.
Es un desarrollo bastante íntegro, porque cada capítulo va manifestando también una parte de mí en la que he ido integrando todo este tiempo, y también es un poco revelador porque es una apertura o un camino a este misticismo, camino espiritual que yo llamo “camino del despertar”. Cada capítulo va siendo integrador y va abriendo esa puertita a un poquito más de conexión al origen.
En lo personal, ¿cómo te ha ayudado todo esto?
Siento que hoy puedo llegar a tener una comprensión y un conocimiento. Eso de decir “¿qué es lo que te trae paz?” muchas veces son las respuestas. El poder tener el entendimiento de muchas cosas que están pasando, que van a pasar y que han pasado también (porque el tiempo es totalmente atemporal), me da esta tranquilidad y esta armonía de decir que tengo las herramientas para poder seguir estando acá.
Si una persona tiene dificultades o problemas vinculados a todo esto, ¿qué le recomendarías hacer?
Seguir buscando puertas a través del conocimiento, porque cuando un ser está en la búsqueda está justamente llevando un despertar, y es incorporar la nueva información. Creo que dentro de los libros y de todo lo que estoy haciendo, Kundalini es un punto de partida a un montón de cosas que quiero hacer, como eventos, conferencias y demás. Siento que es una forma de poder expandir esta información y como dije, la búsqueda, el encuentro, el incorporar la integración de la información también trae paz al alma.
Creo que como humanidad estamos para llegar a esa estabilización.
¿Cómo ves Argentina frente a esto?
Argentina es algo que me conecta con un amor muy profundo, porque desde pequeña vi los cambios y toda esta trascendencia que en este presente estamos viviendo. Siento que Argentina es un punto muy importante para el planeta y para toda la transformación planetaria, y que hoy estamos comenzando a vivir esa transformación. Como seres que decidimos reencarnar en este país y en este lugar, creo que estamos comenzando este año mayormente un gran despertar. Creo que todo lo que es la transición política, lo social, lo económico, lo que estamos viviendo, nos está empujando a ese despertar de conciencia que se tiene que hacer.
Como seres humanos traemos una misión y un propósito a la Tierra, y cada país, cada rincón, es parte de ese ser vivo que viene a cumplir ese propósito. Estamos en una tierra muy sagrada. Hay una frase que tengo desde toda esa inmensidad que es información, en la que digo cómo hago para vivir el día a día o poder manifestarlo de la manera más simple posible, y es que “San Rafael es para el universo y Argentina es para el planeta”.