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Adrián Reche: un concejal convencido de la importancia de mejores políticas de Estado

El año pasado, el ex senador y ex diputado provincial por el Frente Cambia Mendoza, Adrián Reche, asumió una de las bancas del Concejo Deliberante. Su ideología surgió desde que cursaba su carrera universitaria, de la mano de ciertos valores. Sobre todo ello dialogó con La Ventana San Rafael.


Adrián Reche tiene 42 años, es abogado y desarrolla actualmente su cargo en el Concejo Deliberante de San Rafael, con gran interés y compromiso hacia esta tierra mendocina y los vecinos que la habitan.

¿Cómo o por qué llegó a la política?

Cuando empecé a estudiar Abogacía en la facultad, hubo una materia que me gustó mucho que fue Historia de las instituciones argentinas, que recorría el camino de muchos dirigentes que han pasado por instituciones importantes (presidentes sobre todo), y ahí me gustó la Unión Cívica Radical, por el pensamiento que tenía, la postura que tenía ante la clase trabajadora, la clase media, un montón de decisiones que me generaron un atractivo por el partido. De hecho, después, con la evolución de algunas personas en la historia, fueron generándose bajo las mismas bases los ideales del Peronismo también.

Desde ahí empecé a participar en política de la militancia, a participar en elecciones, en fiscalizar, en estar, seguí con mi profesión trabajando (como abogado). Me sumé a un grupo después y terminé formando parte del grupo de Lucas Quesada, quien es el referente que tiene mi espacio, y recién a los 35 años tomé la función pública cuando fui electo senador provincial, sin desatender o sin dejar la parte privada porque es lo que tengo de sustento a futuro.


¿Cómo ve la actualidad del país?

Veo un país medio deteriorado, pero no solamente en lo económico sino que hace unos 12 o 13 años que no tiene crecimiento en un montón de índices que son importantes, porque podemos hablar de que subió la ocupación, pero ¿qué tipo?, ¿ocupación de calidad?, ¿trabajo?, ¿sueldos que realmente valgan la pena? Tenemos un país donde hay muchos índices que desde hace mucho tiempo no están en crecimiento, que afectan la producción y el PBI, pero que también tiene una decadencia en lo cultural y en lo social, en relación a las instituciones que en una democracia y en una república tienen que ser fuertes. Para mantener una forma de gobierno, creo que uno puede estar más de acuerdo o menos, pero creo que es la forma más sana, donde hay una representatividad, un control, un equilibrio. Creo que Argentina vive un contexto que hoy se trata de cambiar, o el nuevo presidente está tratando de cambiar hacia otra dirección demasiado brusca, haciendo las cosas que se deben hacer pero que van a tener un impacto fuerte en la gente, lo que va a repercutir también en la situación económica que se va a agravar, y espero que no se agrave la situación social y cultural también.

¿Mendoza?

A Mendoza la veo como “una isla dentro de un lago con cocodrilos”, porque tiene una característica de la gente que la compone, ya que estamos acostumbrados en nuestro ADN al sacrificio, a venir trabajando en el desierto, sin agua, nuestros abuelos todos, yo vengo de familia finquera y uno entiende –capaz que por estas condiciones de montañés que tenemos también– que somos diferentes, y nos hace que tengamos una resiliencia distinta, una simpatía por el trabajo y el esfuerzo que no dificulta un progreso. Pero te encontrás con una provincia que puede tener bases sólidas institucionalmente hablando, y eso lo vimos en la elección del año pasado, donde se vieron nuevamente tres fuerzas en la composición del poder público, y que es una característica muy propia de Mendoza, no es que hay un bipartidismo que va cambiando, sino que apareció una tercera fuerza por los propios mendocinos que buscan un equilibrio, que convalidaron la gestión de Cornejo por su anterior mandato, pero le dijeron “no quiero que tengas el poder público absoluto, quiero que estés controlado”, y ahí apareció una tercera fuerza: la Unión Mendocina, que es una oposición también al oficialismo (Cambia Mendoza). El vecino ratificó la gestión de Cornejo, pero poniéndole límites para evitar cualquier tipo de abuso.

Mendoza tiene las condiciones necesarias si hay un contexto macroeconómico que cambie, que mejore, porque es una provincia que viene ordenada con sus cuentas, que tiene un sistema judicial bastante moderno (que ha venido trabajando y cambiando). Hace falta cambiar el contexto económico para que podamos ser competitivos regionalmente, porque siempre Buenos Aires tiene una mirada hacia el interior y al mismo tiempo, el norte de Mendoza hacia el sur, y se toman muchas medidas quedando la provincia relegada con una economía regional que “está preparada para andar en un Fórmula 1, pero tiene la pista todavía sin asfaltar”. Mejorando esas condiciones económicas, Mendoza está en condiciones de tener un crecimiento exponencial. Si uno ve del 2011 para atrás, cuando el país crecía, esta provincia fue la que tenía el mejor índice de crecimiento porque está institucionalmente preparada y en mejores condiciones. Potencia la industria del vino, potencia –si lo podemos seguir desarrollando– el petróleo, las fuentes de energías renovables como la hidroeléctrica, y ni hablar del turismo.


¿Y San Rafael?

Lo veo afectado por toda esta situación económica. Veo una ciudad que está bonita en lo que es la parte urbanística (en algunos lugares se ha desarrollado bien), pero no ha tenido la posibilidad en los últimos años de crecimiento y de no crecimiento, de potenciarse para no quedar atrás en el desarrollo que han tenido las ciudades del norte. Veo que estamos perdiendo la oportunidad de un montón de cuestiones, como que tarde empezamos con el gasoducto, tenemos un parque industrial paralizado porque no tenemos las condiciones para que una empresa venga. Si primero nos castigaron con la Promoción Industrial (con menores impuestos en San Luis y San Juan, las empresas se nos van); segundo, no tenemos las condiciones para desarrollar, ¿qué empresa va a venir si no puede tener buenas condiciones de energía eléctrica, buena conexión de gas natural? Entonces nos ha quedado una ciudad que está bonita en plazas y asfalto, pero a la que le falta un desarrollo a futuro.

Vemos un agro que es contradictorio, porque decimos ¿qué estamos consumiendo? Las empresas que por ejemplo necesitan tomate, solamente están utilizando de plantaciones locales menos del 10% de la producción, porque no hay producción de tomate y viene toda del Valle de Uco. ¿En qué estamos fallando cuando no hablamos de la provincia, sino de un departamento que tiene que pagar también un costo de flete?, ¿qué es lo que no estamos pensando para que ese productor produzca acá y pueda vender a las fábricas de acá? Algo estamos haciendo mal. Entonces nos ha faltado meternos en esos temas de ciudad, departamento y distritos. De acá a 20 años, no me puedo quedar con el asfalto y las plazas bonitas, tengo que meterme en esos temas con políticas de Estado. Uno no va a poder manejar la economía, no va a poder manejar el valor del cambio impositivamente a nivel nacional, pero algo tenemos que gestionar, ya sea el valor “marca”, la zona San Rafael, potenciar la marca en localidades internacionales, ya que hoy el norte recibe vuelos diarios de brasileros, uruguayos y demás, que dejan un consumo totalmente diferente al que hoy recibe San Rafael.

Pueden convivir la producción, el turismo y tenemos que diversificarnos, porque no nos podemos quedar con distritos que únicamente tienen empleados públicos, habiendo únicamente docentes, jubilados, policías y demás, sin generar producción nuestra, genuina.

Creo que hay mucho para hacer en San Rafael, pero hay que ponerse de cabeza porque cada vez por ese detrimento nos van superando los departamentos vecinos.

El turismo puntualmente es un desarrollo únicamente del sector privado, y ese desarrollo no fue acompañado nunca desde lo local. Hoy nos encontramos con desorden en el Valle Grande y en un montón de lugares que son “la joya de la abuela”, porque dentro de lo que es Mendoza no hay lugares tan bonitos como San Rafael, con los espejos naturales y los recursos que tenemos, y han tenido un desarrollo no muy organizado que perjudica al sanrafaelino, y no deja de ser un mal servicio para el turismo. El único que lo desarrolló en el último tiempo fue el privado, el que invirtió, el que está, que participa, el que puja, pone el riesgo. Hay que proyectar políticas de turismo como lo tenemos que hacer con el agro, porque es uno de los mayores ingresos que tiene San Rafael, ya que decanta hasta en las tortas fritas que puede vender una vecina en la Villa 25 de Mayo. En ese aspecto, creo que nos falta posicionar la marca.

En lo personal, ¿cómo se compone su familia?

Estoy casado, mi señora es Arantxa, que también es abogada, y tengo a mi perro que se llama Bartolo (risas). Además tengo a mis padres, mis hermanos (somos cuatro en total, yo soy el mayor). Ninguno de ellos está dedicado a la política: mi hermano es instructor de kayak, una hermana que es kinesióloga, y otra que se ha recibido de ingeniera industrial.


¿Y su equipo en el Concejo Deliberante?

Está mi secretario, Luciano, y tengo dos chicas que son asesoras. Además, hay un montón de gente que simpatiza, que participa, que trata de involucrarse en la política, que acompaña un proyecto, que forma parte del mismo espacio con la diputada Gisela Valdez, con la senadora Laura Sainz, y tenemos de referente a Lucas Quesada. Nos gustaría realmente tener injerencia desde un Ejecutivo, porque creo que se pueden tomar otras decisiones con un presupuesto que respalda. Este año la Municipalidad va a contar con 33.300 millones de pesos, y ahí podés transformar.
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