En el Hospital Lagomaggiore nació este martes por la noche Emir, el séptimo hijo varón de Fabricio y Romina. El nacimiento se llevó a cabo mediante una cesárea sin complicaciones. Sin embargo, la noticia más destacada es que, de acuerdo con una antigua tradición, el Presidente de la Nación será su padrino.
Según informó Mendoza Post, Fabricio compartió su alivio ante la llegada de su séptimo hijo varón, comentando: "Es un alivio porque siempre pensé que las mujeres son más complicadas". Sus palabras provocaron risas entre los presentes, y él continuó justificándose al afirmar que criar a un varón le parecía más sencillo.
Emir, al ser el séptimo hijo varón, está destinado a ser apadrinado por el Presidente de la Nación, como lo establece la Ley 20.843. Este acto de padrinos presidenciales se rige por una serie de reglas y beneficios. La ley otorga al ahijado una medalla de oro recordatoria, un diploma y una beca de estudios para apoyar su alimentación y educación.
La tradición del padrino presidencial en Argentina se originó en 1907 cuando una pareja de inmigrantes rusos, Enrique Brost y Apolonia Holmann, solicitó al entonces presidente José Figueroa Alcorta que apadrinara a su séptimo hijo varón, con el objetivo de protegerlo de la creencia de que podría convertirse en un lobizón.
Hoy en día, esta costumbre se mantiene únicamente en Argentina y fue oficializada durante la tercera presidencia de Juan Domingo Perón mediante un decreto. La tradición se basa en la antigua leyenda que sugería que el séptimo hijo varón o séptima hija mujer tenía el riesgo de convertirse en un lobizón o bruja, y los presidentes asumen el padrino presidencial como un acto para romper esa supuesta maldición.