Estas últimas semanas estamos asistiendo a las presentaciones de planes o ideas sueltas o medidas electoralistas para anticipar, en el plano de las ideas, qué nos espera en materia económica, después de las elecciones presidenciales.
En un país polarizado, siempre es uno u otro y los principales candidatos, intentan convencernos de cuales son las medidas correctas para salir de esta crisis.Expertos y no expertos nos apabullan con sus opiniones acerca de quién está errado y quien está acertado en cuanto al camino a seguir.
Hemos llegado al extremo de conocer, a través de encuestadoras que la gente, enojada, vota la opción más radical, para dar un escarmiento a quienes tan mal han manejado a la Argentina en las últimas décadas.
Mientras, vemos a candidatos insultando a otros, por el solo hecho de pensar distinto, o sacando “trapitos al sol” como se dice cotidianamente o descalificando por la cualidad o defecto de que sea, para sobresalir, enfrentándose para enfrentarnos.
Hablamos de lo muchísimo que falta para el cambio de gestión y de todo lo que vamos a tener que soportar hasta ese momento, in crescendo, seguramente.
¿Y si fuera al revés?
Si este tiempo muerto pudiéramos ocuparlo en aportar ideas, acordar, en proponer soluciones, elegir entre todos las mejores salidas a esta horrible realidad.
Hay ideas extremas, inaplicables y otras apropiadas, viables. Hay propuestas que apuestan a la convivencia y otras que pronostican conflictos sociales y más enfrentamientos. Todos los escenarios posibles nos van a exigir, sin dudas, mucho más esfuerzo, consenso y esperar años para recoger los frutos.
La salida no es el aeropuerto o el sálvese quien pueda. O no debería serlo.
Somos un país que vivió tiempos oscuros y valora la democracia, con gente educada y muchas mentes brillantes pero nos falta humildad y capacidad de diálogo. Mirarnos entre nosotros y saber qué nos hace falta como comunidad.
No todo es Economía y nuestro país ha tocado fondo en muchos temas más. Hay que reconstruirlo.
Si repasamos la historia, muchas sociedades han salido de situaciones mucho más graves y se han convertido en potencias, gracias al esfuerzo, a dirigentes generosos y a personas que sabían lo que querían.
Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos, dicen por ahí.
La salida es entre todos.
Daniel Ariosto
Presidente UCIM
Hemos llegado al extremo de conocer, a través de encuestadoras que la gente, enojada, vota la opción más radical, para dar un escarmiento a quienes tan mal han manejado a la Argentina en las últimas décadas.
Mientras, vemos a candidatos insultando a otros, por el solo hecho de pensar distinto, o sacando “trapitos al sol” como se dice cotidianamente o descalificando por la cualidad o defecto de que sea, para sobresalir, enfrentándose para enfrentarnos.
Hablamos de lo muchísimo que falta para el cambio de gestión y de todo lo que vamos a tener que soportar hasta ese momento, in crescendo, seguramente.
¿Y si fuera al revés?
Si este tiempo muerto pudiéramos ocuparlo en aportar ideas, acordar, en proponer soluciones, elegir entre todos las mejores salidas a esta horrible realidad.
Hay ideas extremas, inaplicables y otras apropiadas, viables. Hay propuestas que apuestan a la convivencia y otras que pronostican conflictos sociales y más enfrentamientos. Todos los escenarios posibles nos van a exigir, sin dudas, mucho más esfuerzo, consenso y esperar años para recoger los frutos.
La salida no es el aeropuerto o el sálvese quien pueda. O no debería serlo.
Somos un país que vivió tiempos oscuros y valora la democracia, con gente educada y muchas mentes brillantes pero nos falta humildad y capacidad de diálogo. Mirarnos entre nosotros y saber qué nos hace falta como comunidad.
No todo es Economía y nuestro país ha tocado fondo en muchos temas más. Hay que reconstruirlo.
Si repasamos la historia, muchas sociedades han salido de situaciones mucho más graves y se han convertido en potencias, gracias al esfuerzo, a dirigentes generosos y a personas que sabían lo que querían.
Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos, dicen por ahí.
La salida es entre todos.
Daniel Ariosto
Presidente UCIM