Según un informe del Instituto de Desarrollo Rural de la provincia sobre el estado de la olivicultura en Mendoza, la superficie cultivada con olivos en 2018 era de 15.825 hectáreas, según los datos del último censo nacional agropecuario. Aunque se ha reducido en 2.000 hectáreas en ocho años en el este de la provincia, una parte importante de los olivos mendocinos se encuentra en San Rafael, donde la extensión de las fincas con olivos está aumentando.
Mendoza es la segunda provincia en superficie de cultivo, después de La Rioja (25.764 hectáreas), y es seguida de cerca por Catamarca (15.465 hectáreas). Sin embargo, no ocupa el segundo lugar en términos de producción. El informe también destaca que La Rioja y Catamarca se han enfocado en el volumen de producción, mientras que Mendoza y San Juan han apostado por la calidad.
En todo el país se producen alrededor de 300.000 toneladas de aceitunas, de las cuales 230.000 se destinan a la elaboración de aceite y 70.000 se utilizan para conservas. En Mendoza se producen 50.000 toneladas en total. En cuanto al aceite de oliva, Argentina produce 29.000 toneladas, de las cuales los elaboradores mendocinos aportan 4.800 toneladas.
Mario Bustos Carra, gerente de la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen), señaló que se ha perdido mucha superficie debido a la eliminación de olivares para dar paso a desarrollos residenciales en zonas como Maipú. También destacó la importancia de contar con un plan económico de apoyo a la actividad, similar al implementado en San Juan, ya que se necesitan de 4 a 5 años para alcanzar la plena producción con nuevas plantaciones.
Alfredo Cecchi, presidente de ProMendoza y empresario del sector olivícola, indicó que el problema radica en que las parcelas en la provincia son muy pequeñas y carecen de la escala necesaria para ser rentables, así como para incorporar maquinaria de cosecha y poda automatizada. Actualmente, las unidades económicas comienzan con 100 hectáreas, mientras que en Mendoza solo hay unas pocas parcelas de 1.000 hectáreas y la mayoría tiene menos de 10. Esto lleva a una producción similar a la de las décadas de 1950 y 1960, y cuando la actividad no puede ser sostenible debido al alto costo de la tierra, se destina para viviendas.
Gabriel Guardia, gerente de olivícola Laur, agregó que Mendoza solía tener alrededor de 20.000 hectáreas de olivos, pero ahora solo quedan alrededor de 5.000 hectáreas. Respecto a la diferencia con los datos del Instituto de Desarrollo Rural, señaló que cada año se pierden más superficie (los datos oficiales son de 2018) y que incluyen tanto olivas para conservas como para aceitera. Además, destacó que muchas de las 5.000 hectáreas restantes no están en producción debido al abandono de los cultivos.
El Instituto de Desarrollo Rural de la provincia ha elaborado un informe que destaca la necesidad de recuperar las plantaciones y promover la tecnología para aumentar los rendimientos de los olivares existentes. También se busca favorecer la implantación de nuevas plantas, especialmente de la variedad Arauco. Alfredo Baroni, director técnico del organismo, explicó que el año pasado se llevaron a cabo capacitaciones para pequeños productores con el objetivo de revitalizar las plantaciones abandonadas, ya que al menos el 20% de la superficie no se encuentra en buenas condiciones.
Baroni mencionó que, con un buen manejo, riego adecuado y fertilización, es posible volver a obtener cosechas de aceitunas en un plazo de dos o tres años, lo cual es más rápido que establecer nuevas plantaciones, que también se ven limitadas por la escasez de agua. Además, destacó que los olivares abandonados suelen ser de la variedad Arauco, que es comparable al Malbec para las uvas. Aunque no produce altos rendimientos, tiene una excelente calidad y es fundamental para la indicación geográfica del aceite de oliva virgen extra mendocino.
En el marco del programa Mendoza Activa, se presentaron 23 proyectos relacionados con el cultivo de olivos en las tres primeras ediciones. Estos incluyen la implantación de nuevas superficies, mejoras en la eficiencia del riego, adquisición de maquinaria agrícola y maquinaria industrial, con una inversión total de 152 millones de dólares. Estos esfuerzos buscan impulsar la recuperación y el desarrollo de la olivicultura en la provincia.
*con información de Los Andes