La economía argentina cierra 2022 con sensaciones encontradas, tras haber superado un inminente colapso a mediados de año ante la sucesión de cambios en el Palacio de Hacienda, pero sin poder controlar variables clave como la inflación y el tipo de cambio que terminaron afectando los niveles de consumo y producción.
Entre los aspectos positivos puede apuntarse el cumplimiento de las metas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le permitió al país obtener los desembolsos previstos en el programa vigente, lo que a su vez favoreció la aprobación de créditos pendientes con otros organismos como el BID y el Banco Mundial. En forma paralela, se acordó la deuda con el Club de París, situación que habilitó nuevos canales financieros con Europa.
En materia inflacionaria el equipo económico liderado por Sergio Massa apuntó hilvanar a un acuerdo de precios cerrando pactos sector por sector, evitando los recurrentes fracasos de las “mesas de consenso” con “expectativas” favorables en todas las fotos y nulos resultados en la práctica.
Massa se fijó un sendero de desindexación con el objetivo de que la inflación sea menor a 4% en abril. Primero sentó a las alimenticias, luego marcó una línea con combustibles, y así continuó con sectores sensibles como medicamentos y la desbocada industria textil.
Para 2023 el objetivo del Gobierno es lograr un crecimiento de entre 3/3,5%, con una inflación de 60% y un déficit fiscal de 1,9% del PBI.
La condición de año electoral supone una exigencia adicional, pero Massa reiteró en varias oportunidades que no se apartará de la línea trazada, lo que además es una señal para la política: no se abrirá la mano del gasto público para ganar las elecciones.
Proyección de variables
Inflación: Los datos definitivos de 2022 serán publicados por el INDEC el jueves 12 de enero. Las proyecciones indican que diciembre cerraría en torno al 5% y el equipo económico lograría evitar una suba de precios de “tres dígitos”. Para 2023 el Gobierno se fijó como meta un máximo de 60%, pero los analistas privados la ubican en términos muy similares a 2022. El primer paso será lograr que en abril sea inferior a 4%.
Dólar: El presupuesto 2023 establece que la cotización a fin de año tendrá un valor de $ 269,90. Para los primeros llegará a $ 320,59 más en línea con la inflación esperada.
Actividad económica: El equipo económico manifiesta públicamente que el objetivo es superar el 3,5%. Sin embargos las estimaciones del sector privado están muy por debajo de ese porcentaje. Los cálculos más optimistas arriesgan a un 2%, pero en contrario hay proyecciones que hablan de un escuálido 0,5%. La incertidumbre por la disposición de divisas para sostener importaciones es uno de los interrogantes a develar. Este factor está íntimamente atado a lo que pueda suceder con la cosecha de soja, por estos días condicionada por la sequía.
Déficit fiscal: Para el año 2022 se estaría cumpliendo la pauta de 2,5% del PIB comprometida con el FMI. Los números finales se conocerán a mediados de enero. Para 2023 el Gobierno se comprometió a reducirlo a 1,9%, lo cual supone un importante desafío dadas las demandas que supone un año electoral.
Exportaciones: Las exportaciones de 2022 alcanzarán un récord cercano a los US$ 90.000 millones, que difícilmente pueda repetirse en 2023. Los factores que jugarán en contra es la disponibilidad de divisas para sostener el aparato productivo, pero principalmente la merma en la cosecha de soja producto de la falta de agua que se prevé hasta finales de febrero.
Importaciones: Las importaciones de 2022 se ubicarán en torno a un valor récord de US$ 82.000 millones, pero con pedidos de autorizaciones pendientes por encima de los US$ 10.000. Para 2023 el Ministerio de Economía fijó una pauta: autorizar a cada empresa importaciones un 10% superior a las de 2022. Este rango le pone un techo al crecimiento económico.
Reservas: La meta al cierre de 2022 se ubicaba en US$ 6.000 millones y fue cumplida, de acuerdo a las estimaciones oficiales. Para 2023 se deben lograr US$ 9.000.
Industria: La actividad industrial registra una marcada desaceleración en el último cuatrimestre, producto de los problemas para importar y de la caída del consumo. Cálculos privados indican que la expansión de 2022 sería en torno a 3%. Las proyecciones para 2023 están condicionadas por el nivel de importaciones.
Salarios: La recomposición de los salarios resultará clave para el sostén de la economía. De acuerdo al último dato del INDEC a octubre de 2022 los sueldos en general perdieron casi un 4% de poder adquisitivo contra la inflación. Massa apuesta a que la baja de la inflación favorezca la recuperación.
Acuerdo con el FMI: Si bien el acuerdo con el FMI es amplio y contiene una serie de aspectos a considerar, el objetivo innegociable es alcanzar el déficit de 1,9% del PIB. El segundo punto relevante es la acumulación de reserva que a fin de 2023 deberá ser de US$ 9.000 millones.
Frente financiero: Desde el punto de vista financiero, el Gobierno enfrentará mes a mes elevados vencimientos de deuda en pesos que deberá refinanciar con el “paredón” que significa el calendario electoral ya que los privados no están dispuestos a tomar deuda que venza luego de agosto ante la incertidumbre que provoca un cambio de signo político en el Gobierno. La próxima licitación se realizará el 18 de enero y es por $ 980.000 millones. En el primer trimestre operan vencimientos por más de $ 4 billones y durante todo el año trepan a $ 13 billones. Cabe recordar que 2022 cerró con un financiamiento neto de $ 700.000 millones. //NA