María Gutiérrez tiene 79 años, es jubilada y gana 10 mil pesos. Vive con un hermano (también jubilado que cobra una cifra similar), y su hijo que hace “changas”, pero a mediados de mes ya no tiene otra alternativa que ir a mendigar por la buena voluntad de los transeúntes de San Rafael.
Sentada en la puerta del edificio López Martín a metros del kilómetro cero, o caminando lento por el centro sanrafaelino, se la puede ver con frecuencia a María con un pequeño recipiente pidiendo algo de dinero. “Mi sueldo es muy poquito y tengo muchas deudas que pagar. Mi hermano se quedó sin plata, sin nada, ni para la nafta de la moto. Él no tiene ni para comer tampoco, por eso pedimos plata, no tenemos ninguna ayuda de nadie”, expresó a La Ventana San Rafael y agregó que “ahora hasta el mes que viene no vamos a tener nada”. “Yo gano 10 mil pesos y me ayuda un poco mi hijo, pero él limpia jardines, hace changuitas y no tiene dinero tampoco”, lamentó esa señora que cuando era joven trabajaba en las viñas junto a sus padres.
Viven en una pequeña casa de escasos servicios en el barrio El Sosneado, comiendo muy poco por día, según lo que logren reunir. Aseguró que nunca se le ha arrimado a ofrecerle ayuda un funcionario público de ningún partido político, o integrante de alguna entidad intermedia afín a la problemática o a la lucha por los derechos humanos. “La que me ayuda es la gente que pasa, que me ve y me da algo de plata que me hace falta para la comida”, señaló.
Con pocas esperanzas, María no dudó en afirmar que “el país no va a cambiar más, por más que se quiera cambiar esto es así, hay una pobreza bárbara, mucha gente que no tiene nada”.
