Con 62 años caminando y subiendo cerros unió en ocho días los cañones Diamante y Atuel

Durante la última semana, el Nito Leza (62), quien forma parte del Club Andino Sosneado, estuvo realizando una caminata de 180 kilómetros, uniendo de esa particular manera tan particular Agua del Toro (Cañón del Diamante) con Valle Grande (Cañón del Atuel), subiendo alrededor de 25 cerros en el camino, sin darle demasiada relevancia a la lluvia ni al granizo caído en su camino.

Nito decidió llevar a cabo esta aventura de manera solitaria y sólo con una mochila, con su carpa y comida en latas. El último cerro que subió y del que bajó, fue el Victoria de Valle Grande este sábado en horas de la tarde, cuando lo recibió su familia.

En diálogo con La Ventana San Rafael, Nito, este hombre que vive en la Villa 25 de Mayo, expresó que las caminatas y este tipo de aventuras vinculadas al trekking y senderismo son “una costumbre familiar”. “Salimos a caminar por el campo sin demasiado protocolo, sin demasiado rumbo. En este caso, la idea era salir de las cercanías de Agua del Toro y llegar a Valle Grande, más o menos con un itinerario tratando de subir todas las cumbres posibles. Terminamos en el cerro Victoria y digo ‘terminamos’ porque yo voy solo, pero tengo un montón de gente a la que hemos detectado en los lugares donde tenemos señal de celular o a través de radio, entonces estamos permanentemente conectados para tratar de que no haya peligro, porque riesgo siempre hay en esta actividad, el riesgo normal, pero no es peligrosa porque primero hay que conocer muy bien la zona, conocer cómo subir los cerros por haberlo hecho toda la vida”, señaló y agregó que a lo largo de los años, fue realizando a través del Club Andino Sosneado todos los cursos necesarios vinculados al montañismo, ya que anualmente se dan capacitaciones tanto a principiantes como a avanzados en el tema. “Dan cursos de supervivencia, y enseñan desde armar una mochila hasta subir al Aconcagua, todo lo que sea necesario lo van a dar en ese lugar, entonces me actualicé en todo lo que es tecnología, saber el uso de las radios para poder comunicarnos y realmente hacemos de una actividad que no deja de ser riesgosa, una cuestión muy segura, con el uso de casco, bastones, lo que ayuda a lograr una caminata ‘normal’”, destacó.

El año pasado había hecho una caminata similar, aunque en ese caso duró cinco días, con menos kilómetros recorridos y cerros subidos, lo cual decidió aumentar en esta oportunidad. “Yo veía desde el primer cerro de Agua del Toro hasta el último de Valle Grande, y me decía ‘algún día voy a empezar en aquel y terminar en el último, lo hice y estoy realmente muy feliz por eso”, aseguró y añadió que se sintió muy acompañado no sólo por los elementos tecnológicos, sino también los puesteros, personas que le acercaron alimento, bebidas… Me he sentido realmente muy acompañado y un privilegiado, porque toda mi familia estaba pendiente de esto. Considero que no tiene ninguna gloria, porque acá no hay nada más que salir, el amor por la tierra, por nuestra querida Villa, recorrer todos esos lugares, me arrimo a cada puesto, me interesa mucho conocer a los puesteros, sus vivencias, cómo piensan en esos lugares tan aislados”, recordó.

Nito llevaba comida enlatada, además de un caldero pequeño para alguna sopa, y al comienzo fruta que entrega vitaminas y minerales. Si bien se cruzó con lluvia y granizo, afortunadamente por un lado eso le permitió consumir agua directamente de los arroyos, y por otra parte su carpa y su campera lo cubrieron del granizo que caía mientras él subía uno de los cerros.

Considera que el amor por la actividad lo hace pensar que “no hay ningún cerrito, los cerros son una cuestión sagrada”, por lo que subiendo el cerro Bola ya se siente en “la gloria”, cual si hubiera subido al Everest.

Se pueden ver algunas aventuras de Nito Leza y sus seres queridos, ingresando al canal de YouTube “vivi-nito Leza”.