En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, dos especialistas explicaron en el ciclo “Hablemos de Salud”, los beneficios que aporta para madre e hijo la acción de amamantar. “La leche humana es un tejido vivo que no se compara con nada”, afirmaron.
“Hablemos de Salud” es el ciclo de entrevistas producido por la oficina de Prensa en colaboración con la Junta Médica Laboral de la Cámara de Diputados. En esta oportunidad, en el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, dialogamos con la directora de Maternidad e Infancia de la provincia, Mónica Rinaldi, y la coordinadora de la Comisión Provincial de Lactancia Materna, Lucía Quintana.
“La leche humana es un tejido vivo que no se compara con nada y no puede sintetizarse de manera artificial. Que una mujer pueda darle ese alimento a su hijo, claramente es lo mejor”, indicó Quintana, quien añadió que “son muchos los riesgos asociados a la falta de alimento materno” o al mal uso de alimentos artificiales que pueden provocar situaciones de enfermedad.
Por su parte, Rinaldi remarcó al respecto que uno de esos riesgos está asociado fundamentalmente a la preparación de la leche cuando son fórmulas artificiales, porque se “necesita de agua segura, ciertas condiciones que no siempre se cumplen en todos los hogares y puede ocasionar diarreas”, pero también pueden ocurrir otras situaciones como “la intolerancia o la no digestibilidad” de la leche de fórmula.
Sobre este punto, señalaron que la leche materna resulta más rápido de digerir para el bebé, “por eso piden más seguido”, a lo que sumaron que “sólo la leche materna es la que transmite todos los anticuerpos de las enfermedades que haya tenido la mamá y tiene también células vivas que son de defensa, que protegen al niño de las infecciones, tales como respiratorias, otitis, diarreas. Esto no se reemplaza con nada, con ninguna fórmula, porque ninguna puede tener estos anticuerpos”.
Pero la lactancia materna conlleva además otros beneficios que tienen que ver con lo afectivo. “El contacto piel a piel en la primera hora de vida es fundamental. Ese contacto le hace muy bien en esa primera hora y después también. La lactancia materna, al tener ese contacto obligado, favorece ese vínculo”, explicaron. No obstante, destacaron que si por determinadas circunstancias la mamá no puede amamantar, igualmente “siempre hay que imitar ese contacto” por lo que es importante que sea la madre la encargada de la alimentación, para tener “ese contacto de piel a piel. Independientemente de que le dé leche humana o no, hay que fortalecer ese vínculo”.
Precisamente, sobre las razones por las que una mamá no podría amamantar, Rinaldi dijo que “hay situaciones médicas por las que está contraindicada la lactancia”, como podría ser el caso de un tratamiento de quimioterapia, o el consumo de sustancias tóxicas, “porque atraviesa la leche humana y puede afectar el desarrollo neurológico de su hijo. Por lo tanto es muy importante que los hábitos de la mamá embarazada o persona gestante, sean saludables, que no fume, que no consuma bebidas alcohólicas, que no consuma sustancias tóxicas”.
Otros factores que pueden incidir son la depresión post parto y otro síndrome que tiene que ver con una especie de “negación de la mamá”, “pero todo ello requiere de un equipo de salud y de la comunidad, que acompañe. Es fundamental el acompañamiento de gente especializada”, resaltaron.
Derribando mitos
Las especialistas afirmaron que “la alimentación del recién nacido es a libre demanda, cada vez que el bebé quiera o que la mamá necesite, y eso se modificará a medida que ambos se van adaptando. Pero al principio es a libre demanda, no hay un horario para amamantar”.
“Es un mito” decir que hay “leche mala”, “al igual que aquél que decía que había que amamantar 15 minutos de cada lado. Lamentablemente muchos profesionales siguen dando esa recomendación, pero en realidad la leche humana es un tejido vivo que se va modificando. Es más aguada en el verano, menos aguada en el invierno para que sea más concentrada”, pero siempre es “riquísima y la del final incluso, es rica en grasa”.
Además, indicaron que esta acción tiene que ver también con la “necesidad de dar seguridad, contención” al bebé.
De igual forma, afirmaron que “lo recomendado es que los primeros 6 meses de vida sea exclusiva y luego, a medida que se incorporan otros alimentos, extenderla hasta los dos años”, para lo cual recomendaron en el caso de las mamás que trabajan, que extraigan su leche y la conserven para los momentos en que no pueden estar con sus bebés.
“La lactancia es un desafío, no es tan fácil. Es una habilidad que hay que aprender”, de allí la importancia de buscar información, apoyo del entorno y “desterrar todos los mitos”, concluyeron.