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Boca le ganó 2-0 a Tigre, que avanza a cuartos por la derrota de Huracán








Con goles de Benedetto y Vázquez, el Xeneize derrotó 2-0 al Matador, que igual lo celebra: de ascender a meterse entre los ocho mejores.

Ganó Boca. Pero también festejó Tigre. Sí, en Victoria, uno celebró la confirmación de su levantada, una nueva victoria (la tercera al hilo) para un ciclo que empieza a fortalecerse. Y el otro, nada menos que la clasificación a los cuartos del final de la Copa de Liga. Para el Matador fue derrota por 2 a 0, pero qué va, quién le puede quitar la felicidad de este logro: de ascender a ser uno de los ochos mejores en Primera, sin escalas.

Sin dudas, tremendo mérito del equipo de Diego Martínez, que terminó tercero en la Zona B y que ahora, por qué no, también se anima a soñar con eliminar a River y a ir por más. Como el Xeneize, que cerró una gran semana entre Copa y torneo y que ve el horizonte con una mejoría que lo ilusiona, mientras espera rival en cuartos (se define este domingo).

Boca lo ganó bien de punta a punta. Es verdad, jugó siempre con la tranquilidad de quien no pone en riesgo nada, porque su segundo puesto en la zona no estaba en peligro. Por primera vez en estos días convulsionados, ni Battaglia ni los suyos tuvieron esa presión, lo cual permitió una especie de liberación. Lo bueno es que el Xeneize no la transformó en relax. La utilizó para progresar, para mover la pelota, para poder hacer con soltura lo que otras tantas veces la necesidad y la urgencia no le permitían.

Es cierto que por momentos lateralizó mucho el juego, sobre todo a partir de los pies de Aaron Molinas, siempre movedizo aunque por lo general con esa falta de profundidad, pero de a poco el equipo de Battaglia se fue adueñando del juego, del tiempo y del espacio. La prueba es que Rossi, en esa etapa, casi no tuvo intervenciones relevantes.

Con ese escenario, con un Tigre apretando los dientes en el medio porque su clasificación estaba en juego, Boca buscó romper por afuera con Zeballos por la derecha y Villa por izquierda, sin embargo no siempre lo logró. De hecho, sólo pudo arrimar con tiros de media distancia (Molinas y Villa) y un cabezazo claro de Aranda, tras un buen tiro libre ejecutado por el delantero colombiano.

Hasta que llegó el grito de Benedetto, a los 43 minutos. Un gol en el que Boca, además, respetó ese movimiento de pelota. La tocaron Villa, Molinas y Medina, quien tiró el centro que Marinelli quiso desviar, pero que dejó corto y que transformó en error: ahí llegó el centro del colombiano que Pipa, entrando por el segundo palo, convirtió en 1-0 con olfato y oficio de nueve.

Boca y una mejoría que ilusiona

En el segundo tiempo, Boca apostó a jugar a campo abierto con la velocidad de Villa y de Zeballos y Tigre, jugando igual con la tranquilidad que le daba la derrota de Huracán (eso lo clasificaba), apretó la marcha, empezó a tener el control de la pelota y a llegar un poquito más contra el arco de Rossi, aunque sin profundidad.

Y cuando todo estaba en ese aperitivo del nuevo partido, Medina se la robó a Salomón en la puerta del área, llegó casi al fondo y le tiró un centro preciso a Vázquez, quien había entrado por Benedetto (ya guardado para cuartos) y mandó a la red la primera pelota que tocó en el partido.

Con el 2-0, Boca creció en tranquilidad y en juego. Y Battaglia no sólo pudo disfrutar de otra buena producción de su equipo, sino de rendimientos altos en jugadores que lo necesitaban. Por caso, Campuzano, quien venía bajo y en Victoria fue de los mejores. También estuvieron a la altura Figal, Aranda y Medina, la figura. Hasta Rossi tuvo tiempo de lucirse, primero ante Protti (lo atora muy bien) y luego Magnín y Retegui (ahí se golpeó fuerte el codo), en tres jugadas consecutivas.

Ganó Boca. Y también festejó Tigre.Sí, en Victoria todos se llevaron algo. Y sobre todo, el sueño de ser campeón.

Fuente: Olé



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