La vicepresidenta aún no se pronuncia sobre la negociación con el Fondo, como tampoco sus aliados.
Tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) creció la tensión dentro del Gobierno debido al silencio por parte de Cristina Fernández de Kirchner. Antes del anuncio, la vicepresidenta le había manifestado al presidente Alberto Fernández su descontento con la negociación.
El kirchnerismo pretendía un acuerdo que incluyera una quita de la deuda de 44.000 millones de dólares contraída durante la gestión de Mauricio Macri, una plazo extraordinario de 20 años para el crédito de Facilidades Extendidas, una poda de los intereses anuales y un castigo penal para los funcionarios del gobierno de Cambiemos y del staff de Christine Lagarde.
La ex presidenta planteó sus exigencias al mandatario y al ministro de Economía Martín Guzmán. Ambos le explicaron que no había posibilidades. La vicepresidenta hacía su propio diseño de programa económico y financiero junto a Axel Kicillof, pero nunca pudo influir en la negociación diaria.
Desde la Quinta de Olivos escucharon sus pretensiones, pero le manifestaron que el FMI respetaba sus propios reglamentos internos y nunca concedería modificar las normas básicas que rigen un crédito de este tipo.
Antes del anuncio, Fernández le adelantó los términos formales del entendimiento con el Fondo, cuando ella estaba en Honduras. También habló con Máximo Kirchner.
La estrategia de Cristina y Máximo parece ser el silencio, mientras otros referentes del kirchnerismo como Wado de Pedro manifestaron su apoyo al acuerdo. La vicepresidenta quiere ver la letra chica cuando el acuerdo llegue al Congreso y después influir en la toma de decisiones que implicará cumplir con el programa aprobado por el FMI.
Fuente: Infobae