Está claro. No es barbijo si o barbijo no. Ni gasto público sí o gasto público no. Tampoco es elegir entre un partido o el otro.
Ni siquiera se trata de que atravesamos una pandemia extensísima con miles de problemas sanitarios y que no hizo más que poner en evidencia y profundizar todas nuestras falencias. El problema es que no tenemos un proyecto como país.
Las discusiones deberían ser más profundas: tendríamos que estar debatiendo sobre cómo hacemos para generar riqueza, como mejoramos la educación para tener una población preparada, hacia dónde vamos a dirigir nuestros recursos, cuáles van a ser los ejes de la recuperación y si nos vamos a encolumnar detrás de objetivos claros. Es algo más estructural.
En pleno siglo XXI no podemos definirnos con un perfil claro: ¿Somos agroindustriales? Es probable. Nuestro país exportó, en el primer semestre del 2021, de acuerdo a datos del Indec, U$$ 35.373 millones; de productos primarios; US$ 9.495 millones 26,8%; Manufacturas de origen agropecuario US$ 15.433 millones 47,2%; Manufacturas de origen industrial US$ 8.517 millones 24,1%: Combustibles y energía US$ 1.928 millones 5,5%. Las manufacturas se llevan el 75 % de las exportaciones argentinas.
Citamos esto solo a modo de ejemplo, ya que a pesar de los ingresos que esta actividad genera y de lo dependientes que somos de las exportaciones de granos para aumentar la provisión de dólares siempre tan escasos, no existen reglas de juego claras.
El tipo de cambio: No hay un tipo de cambio único en Argentina. Existen quince tipos de cambio distintos en el país, que no hacen otra cosa que complejizar las operaciones y generar condiciones de incertidumbre a la hora de exportar e importar. Eso deja en evidencia que Argentina es un país bimonetario que utiliza para las transacciones una moneda, pero tiene al dólar divisa como referencia de valor.
Las retenciones y el desdoblamiento del tipo de cambio: En una economía que necesita exportar, la retención a las Exportaciones e Importaciones no son más que un obstáculo que mella considerablemente la competitividad, en mayor o menor medida de acuerdo al tipo de bien o servicio exportado. Los más impactados son los vinculados a los agronegocios. Sumado a ello, tener que liquidar al dólar oficial, con una brecha cambiaria superior al 80 %, es realmente perjudicial. Esto resulta determinante a la hora de calcular costos ya que los mismos, ante la escasez de divisas para importar, tienen como referencia el dólar libre: si aun así queda rentabilidad, se la devora el 35 % de impuesto a las ganancias. La voracidad fiscal está haciendo que actividades esenciales al momento de ingresar hacernos de las tan necesarias divisas, dejen de ser rentables o quiten incentivos para invertir en más tecnología para seguir creciendo.
La centralidad de Buenos Aires que influye en el costo de los fletes: Un problema transversal a todo el interior del país y las economías regionales lo constituye el costo logístico de sacar las mercaderías al exterior y no solo el costo de transporte terrestre, sino todos los asociados al despacho de mercaderías por el puerto de Buenos Aires. Y a esto debe sumarse la incertidumbre de la operatoria portuaria que aporta un elemento adicional a la hora de determinar el costo de exportar, a veces difícil de dimensionar a priori.
Dificultad de acceder a insumos importados debido al cepo indiscriminado a las importaciones que impacta directamente en la Industria que en muchos casos, depende de esos insumos, generando quiebre en las cadenas de abastecimiento tanto para el consumo local como para la exportación (la falta de envases de vidrios e insumos secos para actividades agroindustriales como la vitivinicultura y conservas en Mendoza, es un claro ejemplo).
Falta de acuerdos comerciales y fitosanitarios en mercados donde podemos llegar de forma competitiva y con calidad de producción insuperable, sumado a la inexistencia de una política de Estado clara de apoyo y fomento de la actividad exportadora y del Comercio Exterior en general.
Trabas a las industrias y al Comercio
La construcción y el turismo resaltan por su función de derrame hacia una innumerable cantidad de otros sectores industriales, del comercio y los servicios. En la actualidad ambas han sido una de las más perjudicadas por la situación pos pandemia, debido a factores que hemos citado en innumerables oportunidades.
“La obra pública desapareció y la privada, ha menguado considerablemente. Debemos ser uno de los sectores más castigados: Nuestro castigo viene desde hace más de tres años, agravado por la pandemia. Hemos perdido empresas que directamente han desaparecido del rubro. Esto marca la gravedad de la situación” dijo Gerardo Fernández, presidente de la CECIM en el Foro de Presidentes de cámaras de Mendoza -julio 2021-.
Por su parte, Arturo González Martin, presidente de la Cámara de Turismo de Mendoza en el mismo foro explicó: “La situación del sector es de gravedad extrema. Hay muchas empresas que quedaron en el camino: hoteles, agencias de viajes, transportadores turísticos. Se han perdido entre 2020 y febrero de 2021, 180.000 puestos en el país. Mil agencias de viaje cerradas y otras 500, con cierre provisorio o suspensión provisoria”.
Y agregamos, por supuesto que va a llevar mucho tiempo recomponer la situación del turismo porque las aerolíneas internacionales planifican con mucha anticipación las rutas a volar y Mendoza, necesita volver a ser una ruta atractiva para las aerolíneas para que vuelvan a poner vuelos a los principales destinos. Trabajar en la conectividad es una de las primeras cosas que deben tomarse como política de estado.
A propósito de eso IATA, organismo que nuclea a todas las compañías aéreas del mundo , ha enviado varias advertencias a nuestro país, que si no normaliza la situación aérea reanudando los vuelos internacionales, se tomarán medidas que aislarán aún más a Argentina del mundo. Pese a haber recibido tan grave advertencia , ninguna respuesta se ha dado . De suceder un aislamiento, no sólo el Turismo será afectado, sino también el Comercio Exterior.
Ambas actividades son esenciales para cualquier país y en los últimos tiempos no han recibido apoyo del estado ni posibilidades de inversión, ni planes de pagos que les permitieran soportar la falta de facturación y la parálisis total. Otro acto que demuestra la falta de un proyecto.
Informalidad
Otro problema de tipo transversal es la informalidad, fenómeno que siempre hemos padecido y que hoy, se presenta en forma creciente en todos los sectores. La ha potenciado el hecho de que gran parte de empresarios y emprendedores han quedado excluidos del circuito formal debido a la disminución considerable del nivel de actividades o su parálisis y la pérdida del poder adquisitivo del consumidor medio. A esto, se le suma la voracidad fiscal motivada por un Gasto Público que parece no tener fin. Como se ha dicho en reiteradas oportunidades, hoy la informalidad, en muchos casos, dejó de ser una opción y pasó a ser una elección de supervivencia.
Esto también muestra una ausencia clara del estado, en su rol de vigilancia, control y sanción de los que evaden y por otro, una cantidad innumerable de impuestos que muestran la gran desorganización del sistema tributario y una enorme ineficiencia a la hora de gastar los recursos de los pocos que tributan.
Una innumerable cantidad de actividades económicas que son las que generan riqueza y empleo (no el estado, no el partidismo, no los planes sociales, no los subsidios) lo pasan mal. No pueden vender, no pueden importar insumos, no pueden mantener sus emprendimientos debido a una inflación (que es de las más altas del mundo), no pueden exportar y su vida en Argentina se trata de “remar en el dulce de leche”, cada vez más espeso.
En el otro extremo los trabajadores sufren desocupación. Un tema que preocupa. El INDEC informó esta semana que la ocupación cayó cerca de 7 puntos en la provincia y es la más baja en 3 años . Mendoza tiene en el 2° bimestre 24.000 desempleados más 120.000 mendocinos que buscan trabajo.
Nos consta que el Gobierno Provincial ha hecho y hace ingentes esfuerzos para generar empleo, sin embargo y lamentablemente, los comercios, servicios, industria y agroIndustria, solo muestran una débil recuperación y en el sector de Turismo, sólo sobrevive la gastronomía.
En nuestro país más del 50% de la gente es pobre. Con todo lo que eso significa. Esto demuestra a las claras que ninguna de las pruebas realizadas ha funcionado. Que la falta de proyecto no es indiferente: La falta de un proyecto lleva al sufrimiento de millones de argentinos.
La pandemia ha sido en serio, una gran crisis que intensificó todas nuestras falencias pero también, puede ser una oportunidad. La sociedad civil deberá quizá, tomar la iniciativa, dado que los políticos se encuentran discutiendo las cosas para ellos importantes y muy alejadas del resto de los mortales.
Los ciudadanos de los distintos sectores, con ideas y ganas de consensuar y construir, deberíamos buscar los mecanismos para participar, proponer y exigir que las autoridades se pongan de una vez por todas a la altura de las circunstancias. Debemos acordar objetivos que contribuyan a un programa, para construir bases serias y que finalmente, permitan el desarrollo y despegue de nuestro país.
Daniel Ariosto
Presidente de UCIM