La operadora que desestimó el llamado que pudo salvar a la adolescente fue acusada por abandono de persona e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
La operadora del 911 que cortó abruptamente la comunicación con un hombre que alertaba sobre un hecho de "violencia de género" el sábado 12 de diciembre a las 18.58, y que finalmente se comprobó que estaba relacionada con el femicidio de Florencia Romano, fue imputada por "abandono de persona en concurso ideal con incumplimiento de los deberes de funcionario público en contexto de violencia de género institucional".
Por el horario de la comunicación, los investigadores suponen que quien pedía ayuda era justamente la chica de 14 años mientras era asesinada. Por ese motivo creen que el crimen podría haberse evitado.
La alerta, sin embargo, fue desestimada por Soledad Herrera, la operadora del CEO que cortó la llamada y no dio aviso para movilizar a policías a la dirección exacta que informó el denunciante.
Herrera, que tiene 4 años de experiencia en el CEO y 13 en la fuerza policial, fue pasada a pasiva y separada preventivamente de su puesto de trabajo mientras se desarrolla la investigación administrativa correspondiente en la Inspección General de Seguridad (IGS).
El titular de la IGS, Marcelo Puertas, aclaró que el deber de la uniformada era armar un suceso y además volver a llamar para establecer qué estaba ocurriendo en el citado domicilio.
Romano fue asesinada entre las 18.58 y las 19.17 del sábado, justamente entre cuando ingresó el llamado al 911 y apagaron el celular de víctima.
Fuente: El Sol
