Cualquier femicidio es lamentable, independientemente de cuál sea la identidad de la víctima; sin embargo, el “caso Paula Toledo” es sin dudas uno de los más tristes episodios de la historia mendocina (y especialmente sanrafaelina), que dejó –y sigue dejando– ver un Poder Judicial lleno de falencias, inmoralidades e irregularidades de todo tipo.
Paula “Poli” Toledo tenía 19 años cuando fue brutalmente violada y asesinada, durante la madrugada del 31 de octubre de 2003, en el barrio El Sosneado. Las pericias forenses determinaron que la adolescente, de condición humilde, fue salvajemente violada y torturada con quemaduras de cigarrillo, y que la muerte fue causada por la violencia del acceso carnal vía anal, sumada a maniobras de presión en su cuello ejecutadas por parte de sus agresores. Aquel terrible femicidio conmocionó en su momento a la comunidad y desde entonces se lo recuerda como uno de los casos policiales más resonantes de la historia reciente.
Hubo marchas y contramarchas por parte de cientos de personas, para reclamar por el esclarecimiento del caso. El 30 de mayo de 2006 la por entonces actuante Primera Cámara del Crimen local dejó libres a los acusados Víctor y Alejandro Echegaray, e Iván Gauna por el beneficio de la duda (y que eran menores en el momento del crimen), mientras que Marcos Graín, que al momento de ese debate oral se encontraba prófugo, fue juzgado luego de ser detenido en Misiones y absuelto por el Tribunal Penal de Menores el 2 de septiembre de 2011, en medio de incidentes tras escucharse el veredicto.
A mediados de 2016, en tanto, la Suprema Corte hizo lugar a la querella de la familia Toledo, que reclamó la nulidad de todo lo actuado. En las partes más salientes de esa resolución judicial, los jueces Omar Palermo, Mario Adaro y Julio Gómez hicieron hincapié en el desastre jurídico que resultaron los dos juicios anteriores, pues consideraron que “no se valoraron pruebas ni testimonios”, y ordenaron un nuevo debate.
Con la realización de la audiencia preliminar, mañana se pondrá en marcha el tercer juicio contra Marcos Graín para establecer su responsabilidad en la muerte de Paula Toledo, a 17 años del hecho. La acusación que pesa sobre él es “abuso sexual con acceso carnal seguido de muerte”, la misma que alcanzaba a quienes quedaron fuera del segundo juicio. Es que la semana pasada la Suprema Corte de Justicia de Mendoza rechazó el recurso de casación presentado por la querella y, de esta forma, confirmó la prescripción de la acción penal contra los hermanos Echegaray e Iván Gauna.
Es así que mañana desde las 10 y bajo modalidad virtual, las partes se presentarán ante los jueces Néstor Murcia, Alejandro Celeste y Esteban Vázquez Soaje, y tanto la fiscalía encabezada por Pablo Peñasco como la defensa de Graín ofrecerán la prueba de la que pretenden valerse durante el debate. Graín, que actualmente reside en la localidad rionegrina de El Bolsón, seguirá esta primera instancia a través de internet y será el tribunal el que decida en su oportunidad si para el resto de proceso es trasladado hasta nuestra ciudad o no, teniendo en cuenta las particularidades procesales que genera la pandemia.
Muy llamativamente, a sólo dos días de comenzar el tercer debate, se conoció que –muy llamativamente– el abogado que representó a los intereses de la familia de la víctima desde el comienzo de la causa, Arturo Juri, renunció a seguir en ese cargo. Si bien los motivos de la decisión del letrado no se conocen todavía, extraoficialmente pudo saberse “no se sentiría cómodo al frente de la querella responsabilidad, después de 17 años de peregrinar los tribunales en busca de justicia.
Muy llamativamente, a sólo dos días de comenzar el tercer debate, se conoció que –muy llamativamente– el abogado que representó a los intereses de la familia de la víctima desde el comienzo de la causa, Arturo Juri, renunció a seguir en ese cargo. Si bien los motivos de la decisión del letrado no se conocen todavía, extraoficialmente pudo saberse “no se sentiría cómodo al frente de la querella responsabilidad, después de 17 años de peregrinar los tribunales en busca de justicia.