Dora se encuentra en buen estado de salud, aunque aún no recuperó su DNI. Nunca tuvo coronavirus.
Dora Garro es la mujer de 71 años que fue dada por muerta por la Clínica Santa María y cuya familia despidió por error a otra persona creyendo que había fallecido por coronavirus. Luego de toda la conmoción, ya se encuentra en su casa de Las Heras, junto a tres de sus siete hijos.
Después del escándalo que tuvo alcance nacional, la anciana recibió el alta el jueves por la tarde y según los informes médicos “nunca tuvo coronavirus”.
Pese a la alegría de sus hijos y de sus nietos de tenerla con ellos, después de horas de angustia y de dolor al creer que había sido una víctima más de la pandemia, no logran reponerse al estupor que les dejó semejante golpe y todavía no consiguen que Dora recupere su Documento Nacional de Identidad (DNI), acreditando que está viva.
“El jueves le dieron el alta a mi abuela, pero todavía está como una persona no identificada. La clínica no hizo los trámites para que fuera asentada nuevamente en el Registro Civil, en el Banco y en otras entidades, sino que somos nosotros los que estamos haciendo todo para que ella acceda a sus beneficios como su pensión y la prestaciones de salud”, dijo muy enojada Beatriz Leguizamón, una de sus nietas.
La mujer aclaró que, de acuerdo con la documentación que le entregaron en el centro médico, que reconoció el error, “ella nunca tuvo COVID 19. Sin embargo, estuvo cuatro días con personas que tenían la enfermedad y se fue a su casa sin hacerse el hisopado correspondiente”.
"No tenemos más que palabras de agradecimiento para con el subsecretario de Salud, Oscar Sagás, que no nos dejó solos y nos agilizó los trámites para asentar nuevamente a mi mamá. También nuestro reconocimiento a la gente del Registro Civil. Lamentablemente no podemos decir lo mismo de los gerentes de la clínica que nunca se disculparon con nosotros", afirmó José Arce, uno de los hijos.
También destacaron "las gestiones que realizó la delegación local del Instituto Nacional de Servicios Sociales (PAMI) para que le entregaran todos los medicamentos y hasta exigieron al centro médico que afectaran a una enfermera si hacía falta para que mi abuela tuviera cuidados domiciliarios".
Afortunadamente, Dora se encuentra bien de salud y se repone en su casa donde afrontó en soledad la crianza de sus siete hijos.
Actualmente está jubilada y padece una enfermedad de deterioro mental, pero supo ser jefa de archivo en Casa de Gobierno, contaron con orgullo sus hijos.
Con sentimientos encontrados y abocados al cuidado de la mujer, todavía sienten que algo está pendiente de cerrar. "No sabemos a quién dimos el último adiós, pedimos explicaciones y nos la niegan. Pero la Justicia lo va a determinar", advirtió Beatriz.
Fuente: El Sol
