Dardo Miranda trabaja en la planta recicladora de Rufino. "Estoy contento porque esa plata no era mía".
Dardo Miranda tiene 36 años. Cuando era chico perdió a sus papás, pero a pesar de que la vida lo castigó muy temprano, aprendió los valores que tanto le inculcaron. Con su hermano crecieron en el pueblo Cañada Seca, en la provincia de Buenos Aires. Sólo se tenían el uno al otro. Fueron a la escuela, se apoyaron, se acompañaron y formaron sus familias.
A poco de morir su mamá, se le incendió la casa y gracias a la ayuda de vecinos y familiares logró salir adelante. Otro golpe. Pero nunca bajó los brazos. Se mudó a la ciudad santafesina de Rufino cuando conoció a Graciela, su esposa con quien se casó hace cuatro años.
Hace un año y medio que trabaja en la planta recicladora de basura. Y este lunes no fue un día más porque en plena tarea encontró 3 mil dólares. Y sin dudarlo los devolvió.
"Nunca había tenido estos billetes en mis manos y no conocía el valor. Le avisé a mi jefe, los guardé en el bolsillo hasta que apareció su dueño y se los devolví porque esa plata no me correspondía porque no era mía", contó orgulloso.
Lo que encontró es el equivalente a muchísimas horas de trabajo, pero Dardo Miranda aclara que "es un tipo honesto, y que jamás pensó en quedarse con la plata".
"Para mí es una fortuna. Cuando el dueño se acercó a mi trabajo le entregué los billetes. Me agradeció, me pidió la dirección de mi casa y me dijo que me iba a mandar un regalo. No lo estoy esperando, pero si llega será bienvenido. Sé que Dios me va a recompensar", concluyó Dardo.
Lo cierto es que a pesar de haber crecido sólo con su hermano, Dardo le agradece mucho a doña Elsa, una vecina que le golpeaba la ventana para despertarlo y le preparaba el desayuno para ir a la escuela. Seguramente ella también le habrá enseñado el valor de la honestidad, que tan bien aprendió a lo largo de su vida.
Fuente: TN
Hace un año y medio que trabaja en la planta recicladora de basura. Y este lunes no fue un día más porque en plena tarea encontró 3 mil dólares. Y sin dudarlo los devolvió.
"Nunca había tenido estos billetes en mis manos y no conocía el valor. Le avisé a mi jefe, los guardé en el bolsillo hasta que apareció su dueño y se los devolví porque esa plata no me correspondía porque no era mía", contó orgulloso.
Lo que encontró es el equivalente a muchísimas horas de trabajo, pero Dardo Miranda aclara que "es un tipo honesto, y que jamás pensó en quedarse con la plata".
"Para mí es una fortuna. Cuando el dueño se acercó a mi trabajo le entregué los billetes. Me agradeció, me pidió la dirección de mi casa y me dijo que me iba a mandar un regalo. No lo estoy esperando, pero si llega será bienvenido. Sé que Dios me va a recompensar", concluyó Dardo.
Lo cierto es que a pesar de haber crecido sólo con su hermano, Dardo le agradece mucho a doña Elsa, una vecina que le golpeaba la ventana para despertarlo y le preparaba el desayuno para ir a la escuela. Seguramente ella también le habrá enseñado el valor de la honestidad, que tan bien aprendió a lo largo de su vida.
Fuente: TN