Marcelo Daniel “El Hormiga” Osorio (49), es un reconocido jugador de fútbol local que pasó por diversos clubes y que recuerda aquellos años, como una de las mejores etapas de su vida.
¿Cómo arrancó su vida en el fútbol?
Por un lado, porque me gustaba y tuve la suerte de recorrer de chico varios clubes. Empecé jugando para el barrio “El Matadero”. El lugar después se convirtió en “El Molino”, cuando el “Matadero” fue trasladado a El Tropezón. Debuté hace casi 35 años en primera, a los 14 años, cuando estaba la liga independiente del Norte, que tenía más de 20 equipos. Me hizo debutar Ramón Oro. Fue la final contra El Escorial en la cancha del parque de la Isla (entre los dos puentes), una cancha neutral. Habían ido de Quiroga a ver ese partido porque era una final y tuve la posibilidad de que me vieran jugar y me llevó Quiroga a jugar para ellos. Fue “Cacho” Guerra quien me llevó a jugar, a la semana firmé y me hicieron debutar en 5ª, pasaron algunas semanas y ya estaba jugando en la 1ª de Quiroga, tenía 15 años.
¿Se acuerda del nombre de algunos compañeros?
Sí, por supuesto. Estaban Sergio Agostini, Carlos Agostini, Carlitos “El potente” Moyano, “Pechocha” Hidalgo, “El negro” Rinaldi, “Palito” Páez, “Yerbeado” Membribe, los hermanos Marcelo y Roberto Garrido… mucha gente de mi edad. El técnico era “Cacho” Guerra, que todavía está trabajando con las divisiones inferiores.
Yo debuté en “El pañuelito azul” (la vieja cancha de Quiroga), en el barrio Quiroga. “Chacho” Guerra vivía ahí y estaba encargado de las divisiones de 5ª y 1ª. Ahí conocí a todos los muchachos. Era toda gente como yo, humilde, de barrio.
¿Cómo siguió?
Jugué en Quiroga hasta los 17 o 18 años, más o menos hasta 1979. En ese tiempo me había ido a probar a Estudiantes de La Plata, hice la pretemporada pero cuando me mandaron a llamar, me tocó el Servicio Militar y lamentablemente no pude ir.
Quedó la cuenta pendiente.
Claro, una vez que salí del Servicio Militar, después de casi un año y medio sin jugar, ya no pude ir a Estudiantes. Pero volví a Quiroga, donde jugué con un técnico nuevo que era “El turco” Tercilla, era un sabio, un muy buen técnico. Venía de Buenos Aires, había estado en otros clubes y Quiroga lo tomó a él.
Me costó un poquito arrancar de vuelta después del Servicio Militar, pero empecé a recorrer también otros clubes.
¿Cuáles otros?
Después de Quiroga me fui un año a Cuadro Benegas; volví a Quiroga; más tarde me llevó Pedal como refuerzo a jugar unas finales que tenía pendientes; pasé a jugar un Argentino con Rincón del Atuel; jugué con Huracán otro Argentino; jugué un Argentino y llegamos a una final, pero lamentablemente la perdimos en la cancha de Instituto de Córdoba contra Chaco For Ever para ir al Nacional B. Igual quedó un recuerdo lindo; con Rincón también tuvimos la posibilidad en un Argentino pero perdimos en semifinal. Jugué otro Argentino en Villa Atuel; otro en Pacífico. Y así, fui recorriendo diversos clubes y gracias a Dios, siempre me fue bien.
Gracias al fútbol conocí mucha gente, muchas provincias. Me dio muchas satisfacciones.
¿Cómo siguió su vida después?
A lo último volví a Quiroga; fui de refuerzo a otros clubes como Balloffet. A los 32 años sufrí una lesión de peroné y desde ese momento me dediqué a trabajar. Pero del fútbol me han quedado muchísimos recuerdos lindos.
¿Su padre lo alentaba para que jugara?
Sí, aunque más seguidora era mi mamá, que es “futbolera” al mango, incluso al día de hoy sigue a sus nietos, le encanta.
¿De qué club es hincha usted?
Quiroguino, por supuesto; y a nivel nacional de Boca. Siempre digo que soy de Quiroga, pero tengo que destacar a otros clubes por el afecto y respeto con el que me han tratado.
Tuvo la posibilidad de jugar en Estudiantes de La Plata y si bien finalmente no pudo disfrutar de ello, ese deporte lo lleva en la sangre por la pasión que significa y por todas las canchas que pisó.
¿Cómo arrancó su vida en el fútbol?
Por un lado, porque me gustaba y tuve la suerte de recorrer de chico varios clubes. Empecé jugando para el barrio “El Matadero”. El lugar después se convirtió en “El Molino”, cuando el “Matadero” fue trasladado a El Tropezón. Debuté hace casi 35 años en primera, a los 14 años, cuando estaba la liga independiente del Norte, que tenía más de 20 equipos. Me hizo debutar Ramón Oro. Fue la final contra El Escorial en la cancha del parque de la Isla (entre los dos puentes), una cancha neutral. Habían ido de Quiroga a ver ese partido porque era una final y tuve la posibilidad de que me vieran jugar y me llevó Quiroga a jugar para ellos. Fue “Cacho” Guerra quien me llevó a jugar, a la semana firmé y me hicieron debutar en 5ª, pasaron algunas semanas y ya estaba jugando en la 1ª de Quiroga, tenía 15 años.
¿Se acuerda del nombre de algunos compañeros?
Sí, por supuesto. Estaban Sergio Agostini, Carlos Agostini, Carlitos “El potente” Moyano, “Pechocha” Hidalgo, “El negro” Rinaldi, “Palito” Páez, “Yerbeado” Membribe, los hermanos Marcelo y Roberto Garrido… mucha gente de mi edad. El técnico era “Cacho” Guerra, que todavía está trabajando con las divisiones inferiores.
Yo debuté en “El pañuelito azul” (la vieja cancha de Quiroga), en el barrio Quiroga. “Chacho” Guerra vivía ahí y estaba encargado de las divisiones de 5ª y 1ª. Ahí conocí a todos los muchachos. Era toda gente como yo, humilde, de barrio.
¿Cómo siguió?
Jugué en Quiroga hasta los 17 o 18 años, más o menos hasta 1979. En ese tiempo me había ido a probar a Estudiantes de La Plata, hice la pretemporada pero cuando me mandaron a llamar, me tocó el Servicio Militar y lamentablemente no pude ir.
Quedó la cuenta pendiente.
Claro, una vez que salí del Servicio Militar, después de casi un año y medio sin jugar, ya no pude ir a Estudiantes. Pero volví a Quiroga, donde jugué con un técnico nuevo que era “El turco” Tercilla, era un sabio, un muy buen técnico. Venía de Buenos Aires, había estado en otros clubes y Quiroga lo tomó a él.
Me costó un poquito arrancar de vuelta después del Servicio Militar, pero empecé a recorrer también otros clubes.
¿Cuáles otros?
Después de Quiroga me fui un año a Cuadro Benegas; volví a Quiroga; más tarde me llevó Pedal como refuerzo a jugar unas finales que tenía pendientes; pasé a jugar un Argentino con Rincón del Atuel; jugué con Huracán otro Argentino; jugué un Argentino y llegamos a una final, pero lamentablemente la perdimos en la cancha de Instituto de Córdoba contra Chaco For Ever para ir al Nacional B. Igual quedó un recuerdo lindo; con Rincón también tuvimos la posibilidad en un Argentino pero perdimos en semifinal. Jugué otro Argentino en Villa Atuel; otro en Pacífico. Y así, fui recorriendo diversos clubes y gracias a Dios, siempre me fue bien.
Gracias al fútbol conocí mucha gente, muchas provincias. Me dio muchas satisfacciones.
¿Cómo siguió su vida después?
A lo último volví a Quiroga; fui de refuerzo a otros clubes como Balloffet. A los 32 años sufrí una lesión de peroné y desde ese momento me dediqué a trabajar. Pero del fútbol me han quedado muchísimos recuerdos lindos.
¿Y juega en la actualidad?
Sí, torneos “comerciales”, para los “veteranos”. Pero volví a lo mío que era El Molino. Digamos que salí del Matadero y volví al Molino.
Por lo menos, los sábados y domingos nos divertimos jugando un rato al fútbol.
Sí, torneos “comerciales”, para los “veteranos”. Pero volví a lo mío que era El Molino. Digamos que salí del Matadero y volví al Molino.
Por lo menos, los sábados y domingos nos divertimos jugando un rato al fútbol.
En el ámbito personal, ¿por qué “Hormiga”?
A mi padre le decían así. Él se llamaba Daniel y le decían “Hormiga”. Por él me conocieron todos como “Hormiga”.
A mi padre le decían así. Él se llamaba Daniel y le decían “Hormiga”. Por él me conocieron todos como “Hormiga”.
¿Su padre lo alentaba para que jugara?
Sí, aunque más seguidora era mi mamá, que es “futbolera” al mango, incluso al día de hoy sigue a sus nietos, le encanta.
¿De qué club es hincha usted?
Quiroguino, por supuesto; y a nivel nacional de Boca. Siempre digo que soy de Quiroga, pero tengo que destacar a otros clubes por el afecto y respeto con el que me han tratado.
¿Cómo se compone su familia?
Mi esposa Gisela; mis tres hijos: Sergio, Florencia y Cristian; y tengo tres nietos.
¿Ha alentado a sus hijos de jugar al fútbol? Los dos tenían condiciones y yo los alenté siempre, pero no exigirles ni nada así. Ahora se les ha dado por hacer la pre-temporada con Huracán, los han venido a ver y yo digo que vamos a tener que seguirlos. Siempre los seguí con El Molino y los estoy alentando, que si les gusta que vayan. Yo siempre les digo que tienen que jugar por ellos, no por ser hijos míos. Estoy esperando siempre que les vaya bien. Si tienen la suerte de jugar en Huracán, iremos toda la familia a verlos.
Mi esposa Gisela; mis tres hijos: Sergio, Florencia y Cristian; y tengo tres nietos.
¿Ha alentado a sus hijos de jugar al fútbol? Los dos tenían condiciones y yo los alenté siempre, pero no exigirles ni nada así. Ahora se les ha dado por hacer la pre-temporada con Huracán, los han venido a ver y yo digo que vamos a tener que seguirlos. Siempre los seguí con El Molino y los estoy alentando, que si les gusta que vayan. Yo siempre les digo que tienen que jugar por ellos, no por ser hijos míos. Estoy esperando siempre que les vaya bien. Si tienen la suerte de jugar en Huracán, iremos toda la familia a verlos.