Cada dos años en Argentina vemos repetirse una película interminable en la que rara vez cambian los personajes.
Diversos elementos, como colchones, camas, frazadas y electrodomésticos llegaron enviados desde Desarrollo Social de la Nación para repartir en localidades como Monte Comán, Villa Atuel y Cuadro Nacional, entre otras, y algunos candidatos de raíces radicales fueron a entregarlos a personas que verdaderamente los necesitaban. La actitud fue tomada desde el peronismo, como un acto de “vil clientelismo político” y se puso en marcha todo un aparato de propaganda oficial para defenestrarlo. Legisladores y candidatos peronistas hicieron una conferencia de prensa para dar a conocer su descontento y malestar con la situación, poco menos que escandalizados.
Hay vísperas de elecciones, e indiscutiblemente, no es el mejor de los momentos para que un candidato vaya a distribuir éstos ni otros elementos a familias necesitadas ya que una foto, lejos de sumar votos, puede terminar restando y nadie que pretenda una banca legislativa, puede ser tan inocente como para omitirlo.
Sin embargo, la autoridad moral de quienes más criticaron al radicalismo parece un chiste. El kirchnerismo a nivel nacional, está pasando por un momento de respiro únicamente generado por los traspiés del macrismo, que en ese constante avance y retroceso de medidas, marea. Lejos está el kirchnerismo de poder desconocer que constituye una franja política sumamente cuestionada y cuestionable, con “figuritas” que no dejan de atravesar los pasillos de Comodoro Pi buscando la sala del siguiente Juez o Fiscal (según corresponda), o tener una banca que les dé los fueros suficientes para no tener que terminar haciendo artesanías con otros presos.
Comienzan las campañas electorales, esas donde un sinfín de palabras son lanzadas al viento ante un montón de oídos sordos, ojos que miran sin ver y gente con ganas de volver a creer o de seguir creyendo.
Diversos elementos, como colchones, camas, frazadas y electrodomésticos llegaron enviados desde Desarrollo Social de la Nación para repartir en localidades como Monte Comán, Villa Atuel y Cuadro Nacional, entre otras, y algunos candidatos de raíces radicales fueron a entregarlos a personas que verdaderamente los necesitaban. La actitud fue tomada desde el peronismo, como un acto de “vil clientelismo político” y se puso en marcha todo un aparato de propaganda oficial para defenestrarlo. Legisladores y candidatos peronistas hicieron una conferencia de prensa para dar a conocer su descontento y malestar con la situación, poco menos que escandalizados.
Hay vísperas de elecciones, e indiscutiblemente, no es el mejor de los momentos para que un candidato vaya a distribuir éstos ni otros elementos a familias necesitadas ya que una foto, lejos de sumar votos, puede terminar restando y nadie que pretenda una banca legislativa, puede ser tan inocente como para omitirlo.
Sin embargo, la autoridad moral de quienes más criticaron al radicalismo parece un chiste. El kirchnerismo a nivel nacional, está pasando por un momento de respiro únicamente generado por los traspiés del macrismo, que en ese constante avance y retroceso de medidas, marea. Lejos está el kirchnerismo de poder desconocer que constituye una franja política sumamente cuestionada y cuestionable, con “figuritas” que no dejan de atravesar los pasillos de Comodoro Pi buscando la sala del siguiente Juez o Fiscal (según corresponda), o tener una banca que les dé los fueros suficientes para no tener que terminar haciendo artesanías con otros presos.
Que alguien independiente, que no tiene nada que ver con la política se escandalice por la corrupción, por actitudes de clientelismo o por compra de votos a cambio de algunos favores, tiene lógica y de hecho, nos sumamos al repudio. Pero que el funcionarios que hasta hace muy poco tiempo defendieron a rajatabla las acciones llevadas a cabo por el kirchnerismo se escandalicen por hechos de corrupción, es comparable con neonazis escandalizados por la discriminación racial.