Jorge Julio Ammar nació un 15 de julio de 1946 en General Alvear aunque desde los 5 años reside en la ciudad de San Rafael. Docente de profesión, ejerció hasta que se jubiló. Su gran amor siempre fue la literatura, convirtiéndose en uno de los escritores más reconocido que ha dado el Sur mendocino.
A raíz del “Día Internacional del Libro” que se celebrara el 23 de abril, el autor de múltiples libros nos brindó una agradable entrevista donde nos recordó sus vivencias y experiencias en el rico mundo de las letras.
¿Qué fue lo que lo motivo a escribir?
Yo empecé a escribir desde niño, desde pequeño, desde los 5 o 6 años en la escuela primaria. Leía muy bien porque había aprendido a los 3 años, me llamaba la atención esos “dibujitos” que salían en el diario y me subía detrás de mi padre que se sentaba en un sillón a leer y parado en una silla, le preguntaba “¿eso qué es? y ¿eso?”, y así él me iba diciendo de qué se trataba y a partir de ahí aprendí a leer. Veía cosas tan lindas en la lectura que de ahí se me ocurrió empezar a escribir. Y escribo desde siempre, prácticamente desde que tengo uso de razón, lógicamente que escribía quizás tonterías que ya ni me acuerdo (risas) pero siempre empecé por la poesía, me encantaba la música, la rima de los versos siempre me llamo la atención… y de ahí no pare.
¿Tiene algún referente al que usted siga desde sus comienzos?
No, el referente mío es el paisaje, la gente… esos son los motivos principales y los objetivos de escribir sobre ellos y llevar ese mensaje a la gente.
¿Hay alguna de sus obras con la que se siente más identificado en lo personal?
Y… podría decir que mi primer libro, un pequeñísimo libro que se titula “Mendoza la del racimo”, un libro de poemas gauchescos que lo comencé a escribir cuando era adolecente, porque me cautivó la poesía gauchesca a partir de que en el secundario comenzamos a leer el Martin Fierro y otras obras de corte popular, de digamos “del terruño argentino” y cuando pude publicarlo, que fue allá por 1990, un librito muy chiquito pero que me llenó de satisfacciones y bueno, después todos, porque todos los libros son hijos de uno.
¿Qué edad tenía cuando publico su primer libro?
Tenía cerca de 35 años creo… No, más 45 me estoy sacando edad (risas).
¿Cómo cree que ha sido la recepción de sus escritos en san Rafael?
Muy buena, sí muy buena, no me puedo quejar. Tengo muchos lectores, mucha gente que se ha compenetrado con mis escritos porque se han visto reflejados en ellos. Como yo describo el paisaje, las relaciones humanas, describo la gente, narro la historia desde otra óptica, desde la óptica el cuento, de la poesía, es más llevadera por ejemplo que la historia-ciencia. Entonces la gente se encuentra reflejada, espejada, en ellos. Por ahí describo, en una leyenda que ocurre en la Cuesta de los Terneros, y hay gente que me dice “ah, yo he estado en ese lugar”. O sea, hacen la conexión y verdaderamente, muy conforme, muy satisfecho con la recepción de mis obras.
He escrito también otras obras, como por ejemplo, un libro que es un trabajo de investigación sobre las familias árabes en San Rafael y lógicamente que todos los “paisanos” estuvieron presentes en la presentación del libro. Había más de 400 personas, todos entusiasmados con encontrar en las páginas de un libro la historia familiar, que no es muy común. Así que verdaderamente estoy más que satisfecho de la recepción del público sanrafaelino, y de todos los lugares, porque gracias a Dios mis libros andan recorriendo distintos caminos.
¿Qué lo llevo a escribir su libro sobre Monte Coman?
El título, “Volver”, volver a mi infancia, volver a mi juventud, a esas historias de niños, de jóvenes a que no se perdieran, porque en definitiva es eso cuando uno escribe, por lo menos cuando yo escribo lo que trato es que las historias no se pierdan porque durante mucho tiempo la transmisión oral fue la principal, pero hoy en día no, el otro día escuchaba una persona que decía “estamos hiperconectados pero muy descomunicados”, no estamos comunicados, entonces ¿qué ocurre si dejamos de hablarnos?, no contamos nuestras historias, no contamos nuestras vivencias, se pierden. Hay personajes, por ejemplo en Monte Coman, que de a poquito han ido quedando en el camino y yo los he traído de nuevo a la realidad, para que los jóvenes sepan qué es lo que ocurrió en su pueblo. Tengo una experiencia con el libro “Vencedores de Utopías”, que se trata de las familias árabes en san Rafael, un muchacho me dijo “yo conocí a mi familia gracias al libro no sabía de dónde venía, sabía que tenía apellido árabe pero nada más, conocí de dónde vino mi bisabuelo gracias al libro”. Entonces eso me llena de regocijo, de satisfacción por haber ayudado a esa persona a encontrarse con su familia.
De acuerdo a todas sus experiencias ¿cómo se define hoy en día Jorge Ammar?
Como un docente en primer lugar, un docente que dedicó su vida a trasmitir cultura, a educar, a formar docentes. Y en este momento a disfrutar de todo eso, de esos recuerdos, de cuando uno se encuentra con ex alumnos y lo saludan, eso es lo que nos alimenta porque ya con 70 años, dicen que la década de los 70 es la década de la franqueza, uno ya entra a dejar de lado quizás a alguna hipocresía alguna ironía, y entra a decir lo que piensa y hacer lo que quiere hacer mientras se puede, así que me puedo definir como “una persona satisfecha”.
En la actualidad ¿a qué se dedica?
Ahora prácticamente a descansar, a disfrutar de mi familia, pasear, sufrir algunos achaques, pero ya trabajar, no. Sigo escribiendo, sigo publicando por otras vías, casualmente recién termino de -en homenaje al día del libro- colgar en mi Facebook un poema que escribí hace tiempo, un soneto que se titula “Soneto para un amigo”, porque yo considero al libro como un gran amigo, así que lo colgué para que los amigos que tengo lo puedan disfrutar. Así que esa es mi forma, en este momento de despuntar el vicio de la escritura comunicarme a través del Facebook con toda la gente que uno pueda estar relacionado y seguir, con algunos libros, trabajando con ellos.
¿Tiene pensado publicar un nuevo libro?
No, ya el hecho de la edición de libros es caso cerrado, tal es así que desarme el taller de edición de libros he hice un quincho con una churrasquera (risas). Con todos mis libros en el anaquel o sea, ya a otra cosa.
En San Rafael, ¿cuál sería su lugar? ¿Dónde se siente más cómodo?
En el Nihuil, he pasado muy lindos momentos allí, muchas de mis obras las escribí ahí y es un lugar que me encanta, lógicamente que yo hablo, porque me preguntan si soy mendocino, sanrafaelino, yo digo que “soy alvearense de nacimiento, sanrafaelino por adopción y mendocino por amor”, porque amo a mi provincia, si es un lugar, es ese, pero en cualquiera me siento cómodo.
¿Cómo ve la literatura hoy en san Rafael?
Hay mucho movimiento, se ve en algunos lugares, en la feria por ejemplo, hay mucha gente joven que se está animando a escribir, a publicar. Lamentablemente el tema de los costos es un condicionante bastante importante. Yo pude superarlo porque me arriesgué a editar mis libros y a publicarlos yo mismo y eso lógicamente, me ayudó muchísimo porque diseñe un sistema de edición de libros que si necesito hoy cuatro libros, hago esos cuatro libros sin la necesidad de hacer una gran cantidad como cuando uno se maneja con una imprenta tradicional. Casualmente ahora estaba editándole unos libros a un señor amigo y le pregunté “¿cuántos ejemplares le hago?” “¿Qué se yo?” (me responde). “Bueno -le digo- le voy a traer doce, la otra semana le traigo otros doce”. Así que puedo hacer cositas pequeñas que me ocupan el tiempo y dejan conforme a la gente y no hace falta grandes inversiones.
Lógicamente que por ahí yo tengo un libro que ya lleva casi 10 mil ejemplares, el libro “Leyendas mendocinas” que ha sido un “¡bum!” Y lo sigue siendo. Es un libro que a mi juicio, aquí debe haber batido un record porque yo no conozco que haya una publicación que haya alcanzado ese número de ejemplares y, lógicamente, también trabajarlo sin ningún sentido comercial porque no creo que ningún escritor sanrafaelino pueda vivir de lo que escribe o de lo que publica, para nada, simplemente disfrutar del escribir, disfrutar del publicar y disfrutar de que la gente lea lo que uno escribe.
¿Tiene pensado hacer una autobiografía?
Yo creo que mi autobiografía está en el libro “Volver” con mis experiencias, pero hacer alguna autobiografía específica, no, no se me había ocurrido, te agradezco la idea (risas).
Creo esta en muchos de mis libros esta mi carrera. En tres libros sobre educación que he escrito o sea en mi parte profesional, y mi otro costado está en los libros de poemas, en “Volver” en el de los árabes, en otro que se llama “El oficio del asador” que también tiene unos cuentos regionales donde de alguna manera yo soy el protagonista así que la biografía está, lo que pasa es que no está en un solo compendio sino que esta desparramada en 25 libros.
Nota: Rodrigo Riquelme
Fotos: Guido Gandolfo
A raíz del “Día Internacional del Libro” que se celebrara el 23 de abril, el autor de múltiples libros nos brindó una agradable entrevista donde nos recordó sus vivencias y experiencias en el rico mundo de las letras.
¿Qué fue lo que lo motivo a escribir?
Yo empecé a escribir desde niño, desde pequeño, desde los 5 o 6 años en la escuela primaria. Leía muy bien porque había aprendido a los 3 años, me llamaba la atención esos “dibujitos” que salían en el diario y me subía detrás de mi padre que se sentaba en un sillón a leer y parado en una silla, le preguntaba “¿eso qué es? y ¿eso?”, y así él me iba diciendo de qué se trataba y a partir de ahí aprendí a leer. Veía cosas tan lindas en la lectura que de ahí se me ocurrió empezar a escribir. Y escribo desde siempre, prácticamente desde que tengo uso de razón, lógicamente que escribía quizás tonterías que ya ni me acuerdo (risas) pero siempre empecé por la poesía, me encantaba la música, la rima de los versos siempre me llamo la atención… y de ahí no pare.
¿Tiene algún referente al que usted siga desde sus comienzos?
No, el referente mío es el paisaje, la gente… esos son los motivos principales y los objetivos de escribir sobre ellos y llevar ese mensaje a la gente.
¿Hay alguna de sus obras con la que se siente más identificado en lo personal?
Y… podría decir que mi primer libro, un pequeñísimo libro que se titula “Mendoza la del racimo”, un libro de poemas gauchescos que lo comencé a escribir cuando era adolecente, porque me cautivó la poesía gauchesca a partir de que en el secundario comenzamos a leer el Martin Fierro y otras obras de corte popular, de digamos “del terruño argentino” y cuando pude publicarlo, que fue allá por 1990, un librito muy chiquito pero que me llenó de satisfacciones y bueno, después todos, porque todos los libros son hijos de uno.
¿Qué edad tenía cuando publico su primer libro?
Tenía cerca de 35 años creo… No, más 45 me estoy sacando edad (risas).
¿Cómo cree que ha sido la recepción de sus escritos en san Rafael?
Muy buena, sí muy buena, no me puedo quejar. Tengo muchos lectores, mucha gente que se ha compenetrado con mis escritos porque se han visto reflejados en ellos. Como yo describo el paisaje, las relaciones humanas, describo la gente, narro la historia desde otra óptica, desde la óptica el cuento, de la poesía, es más llevadera por ejemplo que la historia-ciencia. Entonces la gente se encuentra reflejada, espejada, en ellos. Por ahí describo, en una leyenda que ocurre en la Cuesta de los Terneros, y hay gente que me dice “ah, yo he estado en ese lugar”. O sea, hacen la conexión y verdaderamente, muy conforme, muy satisfecho con la recepción de mis obras.
He escrito también otras obras, como por ejemplo, un libro que es un trabajo de investigación sobre las familias árabes en San Rafael y lógicamente que todos los “paisanos” estuvieron presentes en la presentación del libro. Había más de 400 personas, todos entusiasmados con encontrar en las páginas de un libro la historia familiar, que no es muy común. Así que verdaderamente estoy más que satisfecho de la recepción del público sanrafaelino, y de todos los lugares, porque gracias a Dios mis libros andan recorriendo distintos caminos.
¿Qué lo llevo a escribir su libro sobre Monte Coman?
El título, “Volver”, volver a mi infancia, volver a mi juventud, a esas historias de niños, de jóvenes a que no se perdieran, porque en definitiva es eso cuando uno escribe, por lo menos cuando yo escribo lo que trato es que las historias no se pierdan porque durante mucho tiempo la transmisión oral fue la principal, pero hoy en día no, el otro día escuchaba una persona que decía “estamos hiperconectados pero muy descomunicados”, no estamos comunicados, entonces ¿qué ocurre si dejamos de hablarnos?, no contamos nuestras historias, no contamos nuestras vivencias, se pierden. Hay personajes, por ejemplo en Monte Coman, que de a poquito han ido quedando en el camino y yo los he traído de nuevo a la realidad, para que los jóvenes sepan qué es lo que ocurrió en su pueblo. Tengo una experiencia con el libro “Vencedores de Utopías”, que se trata de las familias árabes en san Rafael, un muchacho me dijo “yo conocí a mi familia gracias al libro no sabía de dónde venía, sabía que tenía apellido árabe pero nada más, conocí de dónde vino mi bisabuelo gracias al libro”. Entonces eso me llena de regocijo, de satisfacción por haber ayudado a esa persona a encontrarse con su familia.
De acuerdo a todas sus experiencias ¿cómo se define hoy en día Jorge Ammar?
Como un docente en primer lugar, un docente que dedicó su vida a trasmitir cultura, a educar, a formar docentes. Y en este momento a disfrutar de todo eso, de esos recuerdos, de cuando uno se encuentra con ex alumnos y lo saludan, eso es lo que nos alimenta porque ya con 70 años, dicen que la década de los 70 es la década de la franqueza, uno ya entra a dejar de lado quizás a alguna hipocresía alguna ironía, y entra a decir lo que piensa y hacer lo que quiere hacer mientras se puede, así que me puedo definir como “una persona satisfecha”.
En la actualidad ¿a qué se dedica?
Ahora prácticamente a descansar, a disfrutar de mi familia, pasear, sufrir algunos achaques, pero ya trabajar, no. Sigo escribiendo, sigo publicando por otras vías, casualmente recién termino de -en homenaje al día del libro- colgar en mi Facebook un poema que escribí hace tiempo, un soneto que se titula “Soneto para un amigo”, porque yo considero al libro como un gran amigo, así que lo colgué para que los amigos que tengo lo puedan disfrutar. Así que esa es mi forma, en este momento de despuntar el vicio de la escritura comunicarme a través del Facebook con toda la gente que uno pueda estar relacionado y seguir, con algunos libros, trabajando con ellos.
¿Tiene pensado publicar un nuevo libro?
No, ya el hecho de la edición de libros es caso cerrado, tal es así que desarme el taller de edición de libros he hice un quincho con una churrasquera (risas). Con todos mis libros en el anaquel o sea, ya a otra cosa.
En San Rafael, ¿cuál sería su lugar? ¿Dónde se siente más cómodo?
En el Nihuil, he pasado muy lindos momentos allí, muchas de mis obras las escribí ahí y es un lugar que me encanta, lógicamente que yo hablo, porque me preguntan si soy mendocino, sanrafaelino, yo digo que “soy alvearense de nacimiento, sanrafaelino por adopción y mendocino por amor”, porque amo a mi provincia, si es un lugar, es ese, pero en cualquiera me siento cómodo.
¿Cómo ve la literatura hoy en san Rafael?
Hay mucho movimiento, se ve en algunos lugares, en la feria por ejemplo, hay mucha gente joven que se está animando a escribir, a publicar. Lamentablemente el tema de los costos es un condicionante bastante importante. Yo pude superarlo porque me arriesgué a editar mis libros y a publicarlos yo mismo y eso lógicamente, me ayudó muchísimo porque diseñe un sistema de edición de libros que si necesito hoy cuatro libros, hago esos cuatro libros sin la necesidad de hacer una gran cantidad como cuando uno se maneja con una imprenta tradicional. Casualmente ahora estaba editándole unos libros a un señor amigo y le pregunté “¿cuántos ejemplares le hago?” “¿Qué se yo?” (me responde). “Bueno -le digo- le voy a traer doce, la otra semana le traigo otros doce”. Así que puedo hacer cositas pequeñas que me ocupan el tiempo y dejan conforme a la gente y no hace falta grandes inversiones.
Lógicamente que por ahí yo tengo un libro que ya lleva casi 10 mil ejemplares, el libro “Leyendas mendocinas” que ha sido un “¡bum!” Y lo sigue siendo. Es un libro que a mi juicio, aquí debe haber batido un record porque yo no conozco que haya una publicación que haya alcanzado ese número de ejemplares y, lógicamente, también trabajarlo sin ningún sentido comercial porque no creo que ningún escritor sanrafaelino pueda vivir de lo que escribe o de lo que publica, para nada, simplemente disfrutar del escribir, disfrutar del publicar y disfrutar de que la gente lea lo que uno escribe.
¿Tiene pensado hacer una autobiografía?
Yo creo que mi autobiografía está en el libro “Volver” con mis experiencias, pero hacer alguna autobiografía específica, no, no se me había ocurrido, te agradezco la idea (risas).
Creo esta en muchos de mis libros esta mi carrera. En tres libros sobre educación que he escrito o sea en mi parte profesional, y mi otro costado está en los libros de poemas, en “Volver” en el de los árabes, en otro que se llama “El oficio del asador” que también tiene unos cuentos regionales donde de alguna manera yo soy el protagonista así que la biografía está, lo que pasa es que no está en un solo compendio sino que esta desparramada en 25 libros.
Nota: Rodrigo Riquelme
Fotos: Guido Gandolfo