"Jack Andraka es un joven de 18 años que, a su
corta edad, está haciendo temblar a la industria farmacéutica entera gracias a
un increíble descubrimiento que revolucionará el sector salud, específicamente
lo que tiene que ver con la terrible enfermedad del cáncer. Jack inventó un
sensor que puede detectar el cáncer en 5 minutos y en etapas tempranas.
A los 13 años, él perdió a un ser querido por culpa
del cáncer de páncreas, y esto lo motivó a investigar sobre nuevas formas más
eficaces para la detección de este mal.
La
producción de este sensor cuesta solamente 3 centavos de dólar, y desde luego
los grandes laboratorios le negaron el apoyo pues esto derribaría el enorme
poderío de la industria del cáncer. Por fortuna, encontró el apoyo de una
universidad, la cual se interesó por su invento.
Jack comenzó sus investigaciones en Google y Wikipedia. A raíz de la muerte de
su ser querido por cáncer de páncreas, los médicos le dijeron que
desafortunadamente este tipo de cáncer no suele detectarse a tiempo, lo que lo
alentó a investigar más sobre las manifestaciones físicas de este mal. Tras
tres años de investigaciones, Jack dio con una forma efectiva, rápida y segura
de detectar esta enfermedad mortal a tiempo para poder ser tratada".Este joven investigó y aprendió que en nuestra sangre hay 8 mil proteínas. Así, se dio cuenta de que una de ellas, la mesotelina, se dispara rápidamente en las personas que adquieren cáncer de pancreático.
“Detecta
una de las miles de proteínas (la mesotelina) que hay en la sangre de los
enfermos de cáncer. La mecánica fue utilizar anticuerpos y entretejerlos en una
red de nanotubos de carbono, de modo que se obtiene un marcador que únicamente
reacciona ante dicha proteína”, dijo Jack en su presentación en el Festival de
las Mentes Brillantes.
Nadie se hubiera imaginado que se trataría de un sencillo sensor de papel, cuyo costo no rebasa los 3 centavos y que arroja resultados bastante precisos en tan solo 5 minutos, siendo capaz de detectar tres tipos de cáncer: el de páncreas, el de ovario y el de pulmón. Lo mejor es que, siendo 26 mil veces más barato, es 168 veces más rápido que los actuales métodos de detección, con la ventaja de que este no es invasivo.
Lo mejor, sin duda, es que este invento es capaz de detectar el cáncer en etapas tempranas, cuando el enfermo aún tiene un enorme porcentaje de posibilidades de supervivencia. “Y, cambiando el anticuerpo, este mismo invento puede utilizar una proteína diferente para detectar Alzheimer, otras formas de cáncer o VIH”, añade Jack.
Después de su descubrimiento, envío solicitudes a 200 laboratorios, siendo rechazado por todos ellos. Al fin, la Universidad John Hopkins le abrió las puertas y le ayudará en el desarrollo de su invención.
No es de extrañar que los laboratorios no lo hayan querido ayudar, pues este invento podría hacer tambalear a la industria farmacéutica y sus millonarios negocios en torno al cáncer.
Por el momento, el invento de Jack se encuentra en trámites para ser patentado. Por ahora ya ha ganado varios premios internacionales y ha dado varias conferencias explicando el funcionamiento de su innovación. Esperamos que este sea el inicio de una exitosa carrera para Jack en las tecnologías para las ciencias de la salud. Por lo pronto, muchos pacientes le agradecerán por este genial invento".
Nadie se hubiera imaginado que se trataría de un sencillo sensor de papel, cuyo costo no rebasa los 3 centavos y que arroja resultados bastante precisos en tan solo 5 minutos, siendo capaz de detectar tres tipos de cáncer: el de páncreas, el de ovario y el de pulmón. Lo mejor es que, siendo 26 mil veces más barato, es 168 veces más rápido que los actuales métodos de detección, con la ventaja de que este no es invasivo.
Lo mejor, sin duda, es que este invento es capaz de detectar el cáncer en etapas tempranas, cuando el enfermo aún tiene un enorme porcentaje de posibilidades de supervivencia. “Y, cambiando el anticuerpo, este mismo invento puede utilizar una proteína diferente para detectar Alzheimer, otras formas de cáncer o VIH”, añade Jack.
Después de su descubrimiento, envío solicitudes a 200 laboratorios, siendo rechazado por todos ellos. Al fin, la Universidad John Hopkins le abrió las puertas y le ayudará en el desarrollo de su invención.
No es de extrañar que los laboratorios no lo hayan querido ayudar, pues este invento podría hacer tambalear a la industria farmacéutica y sus millonarios negocios en torno al cáncer.
Por el momento, el invento de Jack se encuentra en trámites para ser patentado. Por ahora ya ha ganado varios premios internacionales y ha dado varias conferencias explicando el funcionamiento de su innovación. Esperamos que este sea el inicio de una exitosa carrera para Jack en las tecnologías para las ciencias de la salud. Por lo pronto, muchos pacientes le agradecerán por este genial invento".
Fuente: esnoticia