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Campeón polémico

Boca se coronó en la Copa Argentina tres días después de dar la vuelta en el torneo local. Desastroso arbitraje de Ceballos: no hubo penal en el primer gol y Chávez estaba adelantado en el segundo.


Boca es campeón por partida doble, señores. El domingo dio la vuelta olímpica en el torneo local y este miércoles a la noche festejó en la Copa Argentina. El equipo de Arruabarrena dejó todo para ganar, para hacer doblete, y no tiene la culpa que este título se vea manchado por la desastrosa actuación del árbitro Diego Ceballos.
Con el partido 0 a 0, el juez cobró un penal inconcebible: vio foul a Peruzzi cuando la infracción fue claramente afuera. Eso distorsionó la final y la frutilla del postre fue el gol del 2 a 0, el de Chávez, que estaba adelantado en el momento de recibir el pase.

Ya desde el arranque, los dos le hicieron honor a lo que estaba en juego porque lo jugaron como lo que era, una final. Dientes apretados, búsqueda del arco rival, intento de lograr la posesión de la pelota y pierna fuerte, a veces en exceso. Al final del primer tiempo la impresión es que el juego brusco le ganó la pulseada al juego. Escasearon las situaciones claras y abundaron los foules y las amarillas. Hubo cinco amonestados en esos primeros 45 minutos, cuatro por infracciones y uno (Larrondo) de manera inexplicable. Adempas, claro, un expulsado, Coudet, por el polémico gol anulado a Ruben, por parte de Ceballos, a instancias del asistente Aumente, quien levantó la bandera segundos antes de que el delantero del Canalla cabeceara al gol. El Chacho se descontroló en el reclamo y tuvo que ver el resto del partido desde una cabina, en la platea.

Si en el primer tiempo hubo polémicas, el complemento depararía una jugada que fue crucial en el juego: el increíble penal que cobró Ceballos por un foul a Peruzzi que fue medio metro afuera del área. Lodeiro se encargó de poner el 1 a 0 gracias al grosero fallo del árbitro y ahí cambió el partido. Porque Central se adelantó más en busca del empate y Boca se paró más de contragolpe. Lo del reparto de la posesión dejó de ser tal porque el equipo rosarino se adueñó de la pelota. Al rato de ese gol tras un penal que no debió ser sancionado, Cervi envió un centro desde la derecha y Ruben, otra vez, ganó de arriba, de atropellada, para cabecear al arco. Era gol, pero... Orion voló y la sacó increíblemente al corner.

Con Central buscando sin encontrar y con Boca sin poder aprovechar ninguna contra, se fueron pasando los minutos. Y así llegó el final, con ese gol de Chávez para sumar a la polémica, y el festejo del Xeneize por el doblete mientras todo Central se le iba al humo a Ceballos. Sin dudas, al árbitro le quedó grande el partido. La consagración de Boca merecía otra cosa.
Fuente: Olé

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